Tertulia flamenca: Don Antonio Mairena (II)

Antonio, Antonio Mairena, Mairena, Don Antonio Mairena. De todas estas formas se nombró al cantaor en la nueva la cita de la Tertulia Flamenca, de la Biblioteca Pública de Valladolid, a él dedicada por completo, a quien «el flamenco le debe mucho», a una de sus figuras más representativas hasta y a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Se reconoció su labor divulgativa, su trabajo de investigación, el Mairena que «limpia, repara y da esplendor» a toda la riqueza del patrimonio flamenco, un flamenco que empieza a ser tenido en cuenta en ámbitos culturales y «cobra la relevancia que tiene ahora»: «Mairena alucinaría si supiera que se está hablando de flamenco en una biblioteca» (En los años 60, y con él al frente, el flamenco recupera una relevancia que tenía antes de la guerra civil española, la que fue señalada, admirada, difundida, apoyada por los Falla, Lorca y otros artistas de la época; época en la que Mairena daba sus primeros pasos rodeado de gigantes: Manuel Torre, Vallejo, Ñiña de Los Peines, Tomás Pavón, Chacón…).
Se hizo un condensado repaso por su historia personal y profesional. Vimos un fragmento de María de la O, y escuchamos su voz cantando la popular copla que da título a la película; luego otras grabaciones, donde «canta muy flamenco, perfecto y muy estirado… canta de maravilla la soleá de Charamusco… cierra los cantes a la perfección…», pero a muchos deja frío su cante, prefieren el de otros que les «pellizcan»: «Él reconocía esa frialdad en sus discos porque tiene interés en que su trabajo de investigación perdure, busca una grabación perfecta en detrimento de la frescura del directo» (¿el sacrificio de una personalidad singular, también? ¿se puede hablar de creatividad, en el sentido artístico, con esa intención didáctica?).
Y hablamos del ‘mairenismo’, ese concepto que deriva en corriente surgida en la etapa de gloria y glorificación del cantaor, años 60 -y el flamenco se vuelve ‘clásico’, ortodoxo-; corriente de fieles, admiradores. Unos rayando-cayendo en un fanatismo, a veces inquisitorial; otros, los mejores, por descubrir que se podía amar aún más al flamenco.
«Persona inteligente porque transmite y enseña a los demás… místico…, serio y riguroso», se dijo en esta tertulia dedicada a Don Antonio Mairena, y más que se podría decir (no se llegó a la »Razón Incórporea»). Pero sobre todo escuchar sus cantes, pues grande es su legado discográfico, donde está prácticamente todo el cante flamenco para ser aprendido, escuchado y recreado.
Y cante hubo en la despedida de la Tertulia cortesía de nuestras compañeras del Secretariado Gitano, que se hicieron un sentido cante por bulerías. Volveremos a reunirnos para febrero, con los Farruco.
Libro mairenaDado que estamos en una biblioteca ahí va una relación de títulos relacionados con Don Antonio:

Las confesiones de Antonio Mairena, de Antonio Mairena y Alberto García (Universidad de Sevilla, 1976).

Los cantes de Antonio Mairena, de Luis y Ramón Soler (Edciones Tartessos, 2004).

Duende y poesía en el cante de Antonio Mairena, de José Cenizo (Ediciones Giralda, 2000)

Mundo y formas del cante flamenco, de Antonio Mairena y Ricardo Molina (1963; reeditado en 2004 por Ediciones Giralda).

Antonio Mairena. Su obra. Su significado, de Fernando Quiñones (Editorial Cinterco, 1989).

Antonio Mairena. La pequeña historia, de Francisco Vallecillo (Fundación Andaluza de Flamenco, 1988).

Mis recuerdos de Antonio Mairena, de Juan Antonio Muñoz (El Flamenco Vive, 2007).

Tertulia flamenca: Antonio Mairena

La Real Academia de la Lengua no retirará la definición de «gitano» en la nueva edición del Diccionario porque sería un acto de censura. Respuesta a la petición de la Confederación Española de la Asamblea Nacional del Pueblo Gitano para que modificara una de las acepciones de «gitano». No, dicen los académicos.
Raíces MairenaCon este tema se abrió el pasado viernes la Tertulia Flamenca, de la Biblioteca de Valladolid. Estaba dedicada a Antonio Mairena, «un gran defensor del cante flamenco y de la cultura del pueblo al que pertenecía; defendió la igualdad de derechos, el mantener la identidad de su pueblo, la que durante siglos ha sabido mantener por encima de persecuciones y represiones, desde los queridísimos Reyes Católicos pasando por Carlos III, IV y hasta prácticamente la actualidad».
Palabras estas que pusieron colofón a una reivindicativa introducción expresada por nuestro factótum, Quique y que comenzó con estas palabras, que compartimos:
«En ediciones antiguas del diccionario (DRAE) figuraban acepciones del término gitano como (A) que tiene gracia y arte para ganarse la voluntad de los otros, (B) el que estafa u obra con engaño. En la última edición se cambia esta definición y se sustituye por: ‘Gitano: Trapacero’. Si vamos a ‘Trapacero’, leemos: ‘Alguien que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto’.
Esta es la Real Academia de la Lengua Española racista y elitista, que dice que eliminar estas acepciones de la palabra gitano es censura. Por eliminar este tipo de términos Antonio Mairena y otros muchos gitanos y no gitanos han venido luchando.
Mairena GitanoPor la misma regla de tres se podría incluir en el diccionario esta definición de académico: (A) Personaje que mediante la súplica y la adulación consigue perpetuarse como canónico del lenguaje, (B) dícese también de muchos sujetos que ejercen o han ejercido la censura, citándose el caso reciente de Gregorio Morán y su libro El cura y los mandarines (Editorial Akal, 2014) y sus problemas para editarse al referirse a algunos de estos académicos personajes.
O político se podría definir como: animal con alas que no se refleja en los espejos y que se alimenta de la sangre de los trabajadores».
Tras esta introducción pasamos a la figura, el cante, las formas de Antonio Mairena, que generó debate, sin censuras; de lo que nos ocuparemos en la próxima entrada del blog.

Club de cine Espigadores: distopías

Distopía o antiutopía: sociedad ficticia indeseable en sí misma.

En nuestra próxima sesión veremos una película de uno de los directores alemanes más representativos de los últimos años, Volker Schlöndorff, cuyo último trabajo, Diplomacia (2014), inauguró la pasada edición de la Seminci. En sus casi cincuenta años en activo ha tenido éxitos notables, como El joven Törless (1966), El honor perdido de Katharina Blum (1975), El tambor de hojalata (1979), Círculo de engaños (1981), Muerte de un viajante (1985) o El noveno día (2004).

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http://es.wikipedia.org/wiki/Volker_Schl%C3%B6ndorff

Se trata de El cuento de la doncella (Die Geschichte der Dienerin, 1990), una mezcla de drama, romance y ciencia ficción seleccionada en el Festival de Berlín de 1990.

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Será una sesión especial, a la que estará invitado el Grupo de Filosofía de nuestra compañera Belén Gómez, que nos ha propuesto la película.  El segundo tiempo estará centrado, en esta ocasión, en cuestiones filosóficas surgidas tras el visionado. Para ello nos han enviado algunas reflexiones:

“EL ARTE CINEMATOGRÁFICO GENERA PENSAMIENTO”

Después de una sesión de cine todos somos filósofos, comentamos la película a través de nuestros conocimientos, emociones, nuestras creencias. Podemos jugar a ser críticos literarios, críticos técnicos, críticos políticos, críticos éticos, etc. Pero es inevitable, por desenfadada que sea una obra llevada a la gran pantalla, se “crea pensamiento”, y esto sucede en todas las artes.

El cuento de la criada es una de las obras más importantes de la escritora canadiense Margaret Atwood. En ella están presentes dos de los temas frecuentes en sus obras, la crítica social y el tratamiento de la mujer.

La obra, en sí, se puede clasificar como una «distopía». Una distopía o antiutopía es una sociedad ficticia que termina resultando indeseable en sí misma. Normalmente nos muestra un futuro muy distinto del que uno puede esperar.

http://es.wikipedia.org/wiki/El_cuento_de_la_criada

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En cuanto a la etimología, el término se acuñó a partir de los términos del griego antiguo:

  • δυσ- (dis) «malo» y τόπος (tópos) «mal lugar”. De acuerdo con el Oxford English Dictionary, el término fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill, quien también empleaba el sinónimo creado por Bentham cacotopía, del adjetivo κακό (kakó) «mal» y τόπος.
  • Ambos términos se basaron en el término utopía acuñado por Tomás Moro procedente de ευ- (ef) «buen» y τόπος,  significando ‘buen lugar’, un lugar imaginario, no existente, donde habita una sociedad idealizada.

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  1. En verdad una “distopía” muestra una sociedad poco ideal. Por lo general son miradas desalentadoras y apocalípticas al futuro:
  2. Pueden ser sociedades totalitarias de pensamiento único.
  3. Otras nos muestran ciudadanos aborregados y totalmente controlados por el poder político y económico.

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PUNTOS SOBRE LOS QUE PODEMOS HABLAR EN EL DEBATE

a) Cómo se muestra el “Estado Teocrático” en la película. La república de Gilead.

b) El “ARTE” ¿Lo podemos considerar como el único ámbito sin ambages donde se da una libertad de expresión y conocimiento?

c) ¿Somos conscientes de que existe una economía productiva y una economía reproductiva?

d) Pensemos las tríadas:       AMOR——SEXO——PODER

             AMOR—–SEXO——REPRODUCCIÓN

e) Los seres humanos creamos una especie de “sacralidad” con la cultura en la que creemos, así pues:

  • Una distopía, al pintar una sociedad peor que la propia, ¿puede generar una “conformidad”?
  • ¿Muestra un mal por el presente social, al manejar un futuro terrible que más que una proyección ilusoria sea un anticipo?
  • ¿Al visualizar situaciones posibles, genera en el pensamiento dudas o inquietudes?

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“El cine es una investigación sobre nuestras vidas. Sobre lo que somos. Sobre nuestras responsabilidades -si las hay-. Sobre lo que estamos buscando. ¿Por qué querría yo hacer una película sobre algo que ya conozco y entiendo?”

John Cassavetes

La sesión promete, ¿no?

ScreenHunter_07 Feb. 19 09.03El cuento de la doncella (Die Geschichte der Dienerin, 1990), 109 min.

Salón de actos de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves, 19 de febrero, 19 h