No, no, a pesar de lo que pueda sugerir el título de esta entrada en el blog, no vamos a ver una película erótica, ni clasificada “S” (esa clasificación tan castiza de los tiempos de nuestra -también castiza- Transición). Se trata de un juego de palabras con el nombre del director (el chileno Matías Bize) y el título de su segunda película, En la cama, con la que ganó la Espiga de Oro de la Seminci en el año 2005.
En ella Bize demuestra que se puede contar una historia solo con una pareja de actores, una única localización (la habitación de un hotel) y en un espacio de tiempo casi coincidente con la duración de la película, en definitiva, la regla de las tres unidades del teatro clásico: unidad de tiempo, unidad de espacio y unidad de acción.
Algo que recuerda mucho a nuestros recurrentes planos secuencia, ¿verdad? No en vano, Matías Bize es el único director que conozco que ha rodado dos largometrajes en un único plano secuencia, su ópera prima (Sábado, 2002) y su última película (El castigo, 2022), estrenada el año pasado. Veinte años de actividad y nueve películas, dos de ellas en plano secuencia.
Las relaciones de pareja, pocos personajes, localizaciones limitadas, lapsos breves de tiempo… son marca de la casa y marcan un estilo. No es extraño, entonces, que prescinda del montaje, precisamente la característica que más diferencia al cine del teatro.
En la cama (Matías Bize, 2005) 85’
Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 22 de febrero de 2024, 19:00h
Un minuto y a escena 