Club de cine Espigadores: Holy motors, de Leos Carax

La próxima sesión del club de cine cambia de día: será el miércoles, 29 de mayo de 2013, a la hora y en el lugar de costumbre.

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Veremos Holy motors, la última película de Leos Carax, director de culto muy conocido por Los amantes del Pont Neuf (1991), que cuenta en su haber con interesantes películas como Chico conoce chica (1984), Mala sangre (1986) o Pola X (1999).

 Para abrir boca, aquí van dos comentarios:

 ¿Qué es la realidad? ¿Cómo nos enfrentamos a ella? ¿Por qué nos encontramos continuamente ante la paradoja de tener que escenificarla por uno u otro motivo? ¿Dónde empiezan y acaban dichos simulacros? ¿Qué esperamos del cine como (re)presentación? ¿Qué es la belleza? ¿Podemos hallarla en una farsa? ¿Pretende el director Leos Carax dar  respuestas o tan sólo plantear preguntas?

http://contrapicado.net/tag/leos-carax/

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Si Dreyer fue capaz de filmar la existencia del alma, Leos Carax ha sido capaz de filmar la existencia de la libertad. La libertad como un abismo de conquistas, no como un terreno de concesiones. La libertad como voz interior y única. “Hacer cine es, de salida, una voluntad feroz de ser por fin huérfano. Sin familia”, grita Carax. “Una película es un impulso que fuerzas diversas tratan de romper. Una película es un crimen… Sólo se habla de ella con uno o dos cómplices, y aún así… Las películas bellas son bosques profundos.

Leos Carax

El cine, como la guerra, obliga a los hombres a vivir su muerte. La vida me ha cerrado, el cine me abre”. Abierto en canal, Carax no es un cineasta del tiempo sino contra el tiempo: la libertad vive en presente aunque quiera preservar el pasado, congelarlo en un momento de nostalgia, y conducirlo hacia el futuro, hacia su desaparición. Por eso los personajes de Carax aman el movimiento, porque lo consideran, como hacen los adolescentes, la máxima expresión de la emoción que amenaza con desvanecerse.

Cineasta emocional, cineasta adolescente: Nicholas Ray, Samuel Fuller y Philippe Garrel le pueden aplaudir desde primera fila.

http://ocec.eu/pdf/2006/sanchez_sergi.pdf

Club de cine Espigadores: El espejo

Como cada año, hoy le toca el turno al cine iraní. Ya hemos visto en el club Ten (Abbas Kiarostami, 2002) y Offside (Jafar Panahi, 2006).

Jafar Panahi

Jafar Panahi

Repetimos con Panahi (y nos solidarizamos con su situación personal, en arresto domiciliario desde hace años): veremos El espejo, una película de 1997 por la que siento una especial predilección.espejo2

«El espejo, de Jafar Panahi, es un film extraño, original, y al mismo tiempo netamente inscripto dentro de lo que podríamos denominar cine iraní. (…) Estoy hablando de historias protagonizadas por niños, narradas desde su punto de vista y mínimas, absolutamente simples, en su núcleo argumental.espejo11 (2)

Recuerdo un slogan publicitario. En las cosas simples está el verdadero sabor de la vida. El cine iraní, este cine, también existe por ellas y para ellas. Pero demostró, tal vez allí su mayor mérito, que las cosas simples de la vida no son cursis. (…)

espejo1El espejo también comparte muchas de las obsesiones de Abbas Kiarostami, el más famoso y prestigioso realizador iraní de estos tiempos, de quien Panahi se considera con toda justicia un discípulo. Me refiero al interés por explorar las conexiones entre la realidad y la ficción. (…)»

Guillermo Ravaschino (http://www.cineismo.com/criticas/espejo,_el.htm)

Espejo, realidad y ficción: interesante debate, ¿no?

Tertulia flamenca: Entre tod@s

Llegamos al final de la Tertulia Flamenca. A su segundo año. Y ahí estábamos, en la Biblioteca Pública de Valladolid, de nuevo sobre lo mismo: ¿Qué es el flamenco?. Esta vez, o una vez más el detonante volvió a ser Camarón de la Isla.
Nos habíamos reunido para presentar el disco elaborado entre l@s asistentes al Club y comentar los cantes propuestos e incluidos en el cd, con este regalo de portada-contraportada obra de Jesús Gigosos, un retrato de much@s de tod@s nosotr@s (él también).
La leyenda del tiempo abre la recopilación. Y ahí empezó todo. El tema recurrente, no sólo en la Tertulia, sino desde que el flamenco es flamenco, el tiempo es tiempo o Camarón es Camarón, y que si te dejas llevar puede derivar hacia, «el Arte de la Pureza o la Pureza del Arte». Lo que sucedió, el tono, ambiente en que transcurrió el debate, lo resumió Pedro (el otro, el peluquero, anda pachucho) en una frase: «El flamenco es pasión».
Por el resto de cantes seleccionados se puede comprobar que en la Tertulia se guardan, mantienen las esencias del flamenco:
Antonio Piñana – Santonera
Carmen Linares – Soleá Apolá
José Menese – Garrotín
Pepe de la Matrona – Cabales de Silverio
Dolores Agujetas – Siguiriya
Fosforito – Bamberas
Antonio Mairena – Siguiriya del Planeta
José Menese – Caracoles
Camarón de la Isla – Fandangos
Paco Toronjo – Cané Valiente de Alosno
Chocolate –Fandango
El Chozas – Soleares
Tomás Pavón – Martinete y Debla
Tío Enrique Soto – Bulerías
El Negro del Puerto – Cantiñas
Juan Villar – Tientos
Fosforito – Fandangos
Moraíto – Vals y bulería
Una selección, con todos los peros posibles -y  «algo coja», de cantaoras-, pero por ahí han ido las preferencias, en esta ocasión.
Quien seleccionó a Dolores Agujetas comentó que la había visto cantar en Bilbao y había quedado impactada, sobrecogida. Para mostrar al, dicen, otro Camarón -«todo es cante», dixit Caracol– unos fandangos que grabara con Sabicas en un disco de éste, cuando aún el de la Isla no había grabado su primer disco: «Qué voz más preciosa, pura, limpia, qué maravilla. Y es difícil cantar esto», vino a expresar Miguel Ángel.
Fandangos varios, lo que dio a pie a Román para que nos contara sobre sus treinta y pico variantes, el origen morisco del fandango cané -«como lo tiene la caña»- y su relación con las pandas de verdiales, otro cante colectivo, y sobre Paco Toronjo, quien sólo cantaba fandangos, «las bíblicas, como nadie, y sevillanas. No me he emocionado tanto escuchando cantar por fandangos como con él», decía Román, que recordaba un encuentro con el cantaor, «en una cantina, que llegó el hombre ‘alumbrao’, y qué bonito, qué manera de cantar».
-Y ¿hacía por Calaña, también?
-Por todo, Valverdes, del Rebollo, del Bartolo
Terció Berni en dicho recuerdo de aquel «auténtico maestro» del fandango: «Se le murió su hermano, que cantaba muy bien e iban los dos juntos; se le murió un hijo del ‘caballo’, la mujer le dejó por otro. Ya sólo le quedaba el cante».
Y escuchamos a Toronjo, y a Menese -«un valiente»-, y a Tomás Pavón -«así ya no se canta»-, a Dolores, a Diego Clavel -«uno de los que se propuso, pero…»-, a Camarón -y vuelta a empezar: ¿qué es el flamenco?-, y que Antonio Mairena se gastó las 500.000 pesetas que le tocaron en la lotería para conocer los cantes de las familias gitanas; y un libro (Manuel Bohórquez: Tomás Pavón. El príncipe de la Alameda. Editorial Pozo Nuevo. 2007), y nos fuimos con El Chozas, en glorioso trance por soleares.tertu3
Quedó por traer aquí esta portada, obra de Gerardo Vacas, de uno de los discos del Club Flamenco. Hecho está.
«La leyenda del tiempo es como el sol entrando por la ventana».

Tertulia flamenca. Yo, Agujetas

«Irrepetible, heterodoxo entre los heterodoxos, cantaor de la negrura, del escalofrío, del temblor; racial, rancio, controvertido, provocador, anárquico, un genio…». Todo esto y más se dijo de Manuel de los Santos, Agujetas, en la pasada cita de la Tertulia Flamenca en la Biblioteca Pública de Valladolid. Por completo a él dedicada.
Estuvo precedida por la proyección de Agujetas, cantaor, película dirigida por Dominique Abel. A tod@s gustó, interesó, el documental, ópera prima de la directora, «que aprendió flamenco en la Academia de Antonio Gades, y ha sido actriz, modelo, escritora –Camaleona. Ed. Planeta, 1999-, guapa, inteligente, hay que ver su web. Y tiene mucho mérito lo que ha hecho en esta película, que no tiene desperdicio, porque aguantar a Agujetas… Es una película que permanecerá».
Como Agujetas. Del que no se sabe donde nació -«a mí eso me parece buenísimo»-, que canta, «para el mundo». Es el cante jondo y el flamenco, nada de cantes aflamencados, «ni una petenera, como, por otra parte, es lógico». Es la radicalidad, el no hacer concesiones. Comentaba Miguel que le hubiera gustado hacer la selección para el disco que acompaña la Tertulia -20 cantes, y ninguno llega a los tres minutos-, sólo de cantes sin guitarra.
Porque le sobra la guitarra, y lo vimos también en la película donde le acompañaba Moraíto -«perfumada sea su memoria»-, no permite ni lucirse al tocaor, él es el protagonista absoluto. «Cuando tocas para un cantaor metódico tipo Fosforito o Luis de Córdoba, que van llevando el compás, es facilísimo acompañarles porque sabes los tiempos, les vas abriendo y cerrando. Con Agujetas, tienes que estar escuchándole».
«Tal vez sea por eso el acortamiento de los tercios, que los acorta al máximo… Donde mejor se le ve ligar los tercios es en la debla, que la canta por tonás, sin respirar… Con el compás va por donde le da gana… En los martinetes, que tal vez sea por donde mejor cante porque lo vivió, hace los silencios larguísimos… ¿No llama -en el disco de la Tertulia- a un cante, soleá al cambio?, que es mentira, no existe, y vemos que el guitarrista le toca por alegrías -por cantiñas, corrige alguien-, él lo puede hacer…».
«Como todos los artistas, en todas las artes, Agujetas está creando desde que empieza a hacer su arte hasta que termina. Como Van Gogh en la pintura crea colores, formas, se vuelve hasta loco. Agujetas es un artista nato, rotundo, imprevisible… Yo no tengo tan claro que sea un genio, pero pone los vellos de punta… Y qué más importa».
 
Agujetas es el cante con faltas de ortografía, analfabeto, el que nace del lumpen, el que enlaza con las etapas pretéritas del flamenco (Silverio, el Marrurro, Manuel Torre, su padre…), es el flamenco de la tradición oral, el que se transmite a través de la familia, que sigue con su hija Dolores, «un cante tétrico, un cliché de su padre», o su hijo Antonio, que podría haber heredado el cetro de su padre. Es la rebelión contra lo que fue la realidad del flamenco, él ya no iba a cantar para los señoritos, porque, como dice en la película, «soy libre». Después, Camarón -«no se llevaban nada bien»- traería una visión más amplía del mundo, del flamenco. «Es el misterio del flamenco… No me canso de oir a Agujetas«.
«He visto mucha soledad, muy solo a Agujetas en la película… el inicio me recuerda a ‘Novecento’… En ese inicio con el cantaor avanzando hacia cámara desde la lejanía por un terreno llano, árido, tal vez sembrado, cantando a pelo, hasta detenerse en un primer plano de su cara, está condensado todo lo que es Agujetas y la mirada, el sentido, la poética de la película y de su directora, realzado por el blanco y negro, el color de lo imaginario, de los sueños… me gusta el juego de espejos que practica la directora con el espectador de su filme, nosotros, al reflejar los rostros de gentes diversas escuchándole cantar… O ese enfrentarse a su juventud, cuando le pone una antigua grabación por televisión, me parece otro de los momentos geniales de la película… Ahí canta por soleás que quita el sentido…».
Agujetas, una voz única dentro de una música donde abundan las voces únicas, que tal cosa propicia el flamenco; un ser asocial, por su genialidad -«los riesgos de la vida»- y su manera de ser -«no lo quiere nadie»-. Nos quedamos, y compartimos, con la cita de Miguel de Unamuno que se puede leer al principio de la película: «El que defiende el ‘Yo’ defiende todos los ‘Yos’, es el Nosotros».
(Este próximo viernes penúltima cita del Club Flamenco, sin tema concreto a tratar, salvo el de elaborar una lista de cantes al gusto de l@s asistentes. Y para el 31 de mayo, despedida, con tod@s los aficionad@s posibles, interesad@s. Con alegría, digo)

Club de cine Espigadores: Irina Palm

En nuestra próxima sesión veremos una comedia británica, aunque está dirigida por un alemán de origen polaco, Sam Garbarski. El estilo visual y la mezcla de comedia y crítica social entran de lleno en una corriente fílmica de gran éxito en los últimos años (y si no, ahí tenemos a Full Monty, con la cual coincide hasta cierto punto en su argumento).Irina_

Sin embargo, este tipo de cine no agrada a todos por igual: muchos le achacan que su crítica, políticamente correcta, se queda a medio camino y contribuye justo a lo contrario de lo que pretende: que aceptemos con una plácida sonrisa la situación tal cual es y salgamos del cine contentos y satisfechos.Irina_Palm-720250774-large1

Por ejemplo, en abril de 1999 (¡cómo pasa el tiempo!) la añorada Filmoteca de Caja España organizó un ciclo titulado de forma significativa Cine británico: el realismo sentimental. Estaba compuesto por La camioneta (Stephen Frears, 1996), Go now! (Michael Winterbottom, 1995), Mi nombre es Joe (Ken Loach, 1998), Tocando el viento (Mark Herman, 1996) y Full Monty (Peter Cattaneo, 1997).

En su Escrito correspondiente, Luis Martín Arias, tras hablar de la “anomia” o desestructuración social que ha experimentado el Reino Unido a partir del siglo XIX, agudizada desde los años 70 del siglo pasado con la nefasta época del llamado “thatcherismo”, afirma:

“Quizá este contexto social explique la proliferación acaecida en los últimos años de películas británicas con “contenido social”, casi siempre, y desde el punto de vista estilístico, inscritas en un realismo ingenuo que utiliza el llamado “efecto documental” para conseguir sus fines.” (…)Irina_Palm

“…los filmes de Frears, Ken Loach y de sus imitadores destacan por su ligereza formal y técnica, de modo que están muy lejos de los experimentalismos intelectuales y conceptuales de, por ejemplo, el Jean-Luc Godard de su época más izquierdista…”

“Además, deberíamos señalar otra característica del modelo fílmico que estamos analizando: el uso retórico del humor, junto a una utilización totalmente desenfadada del subrayado melodramático, de tipo sentimental…”

Irina Palm Club cine (2)Y concluye: “En resumen, del mismo modo que es dudoso que el contemplar una y otra vez las atrocidades que ocurren en el mundo en la pantalla televisiva, entre una serie de spots y otra, sirva para concienciar a la gente y hacerla más solidaria, es bastante cuestionable que el nuevo cine realista británico movilice a sus espectadores, les haga activos, les motive para actuar y modificar la realidad. Más bien es posible que los sumerja, todavía más, en una pasividad autocomplaciente, que se regodea en un goce marcadamente escópico. Por eso este cine parece más un síntoma, que forma parte de lo que intenta describir, que una solución.”

Interesante, ¿no?