Club Espigadores: Una de terror

Hoy toca el turno a una de terror y vísceras, la primera en los seis años de trayectoria de nuestro Club de cine. La elegida es La última casa a la izquierda (The last house on the left, 1972), la primera película de Wes Craven, creador, entre otras muchas,  de las sagas Pesadilla en Elm Street y Scream, fallecido recientemente. Con ella le rendimos nuestro particular homenaje.

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Creo que la vi en los cines Coca o Roxy, estuvo varias semanas y me causó cierta impresión.

Esto dice Alberto Abuín, cuando hace la crítica del remake de 2009:

“La ópera prima de Wes Craven fue ‘La última casa a la izquierda’, film hiperviolento y cutre que se debía en parte a la influencia que la guerra de Vietnam estaba teniendo sobre la población estadounidense, de forma que fuera de ese contexto social el film no había por dónde cogerlo y aún con sus limitados aciertos no era precisamente una cinta memorable en ningún aspecto. Pero tuvo impacto, provocado, cómo no, por una exagerada violencia, de la que Craven no volvió a echar mano a pesar de moverse casi siempre dentro de un género que rara es la vez que no la utiliza.”

http://www.blogdecine.com/criticas/la-ultima-casa-a-la-izquierda-vergonzosa-apologia-de-la-venganza

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En nuestra página de referencia, Filmaffinity, obtiene un aprobado raspón (5,4) con algunas opiniones como “una mierda como una catedral” o críticas tituladas “Una burla para el espectador” o “Pero esto, ¿qué coño es?”. Es cine setentero al cien por cien, carne de cañón de videoclub y pub after hours, realmente un “bodrio de culto”:

http://www.filmaffinity.com/es/film480057.html

Bodrio de culto:

Primeramente, éste “clásico” es una sobrevaloradísima chorrada que no tiene ni el interés, ni las innovaciones de otras célebres óperas primas que también se caracterizan por su explícita violencia y su reducido presupuesto (cito por ejemplo a los debuts de George Romero o Tobe Hooper). En realidad si le quitamos lo escabroso a la película no queda absolutamente nada digno del recuerdo.

Si se ha hecho famosa es por escandalizar a la mojigatería de la época, pero aparte de eso estamos ante una película absurda, penosamente interpretada y mal rodada; no hablemos de los innecesarios gags de los policías que no vienen a cuento y que interrumpen el ritmo de la historia. Y sí, la “explícita violencia” no aguanta un asalto ante cualquier bodrio de videoclub de los que ahora salen cada mes.

Sin embargo tiene un mérito, como objeto de estudio para analizar a Wes Craven, uno de los referentes del género independientemente de la irregular calidad de su filmografía es bastante recomendable de ver. Como curiosidad cinematográfica es imprescindible y bastante interesante si tomamos en cuenta el contexto de la época y nos centramos en las exageradas reacciones que provoco; pero si uno quiere verla con un mínimo de expectativas le aviso que pierde el tiempo.

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Paz, amor y sangre en el salón:

“Los inicios siempre son difíciles, aunque tienen la ventaja de que puedes dar rienda suelta a todo lo que se te ocurra. Vista en perspectiva The Last House on the Left sirvió para unir a dos mitos del cine de terror como son Wes Craven y Sean S. Cunningham. Pesadilla en Elm Street y Viernes 13, respectivamente, son sus credenciales. Eso ya nos da una idea por donde va la cosa. Sin casi línea argumental (…), este film fue rodado sin mucha preparación, siendo todo su metraje fruto de la improvisación, y su principal motivación fue filmar, sin ningún remordimiento, las mayores atrocidades que se les ocurrieron. Pero el dinero manda, y no pudieron incluir todas las que se rodaron, que según se cuenta, eran las más escabrosas.

 “Su falta de delicadeza la convirtió enseguida en una obra maldita a la vez que de culto. Estuvo prohibida en varios países. En el Reino Unido no fue hasta 2008 que se permitió la distribución sin cortes de la película, naturalmente para mayores de 18 años. Casualmente fue ese revuelo y las consiguientes prohibiciones lo que hizo que su éxito comercial fuera notable, sorprendiendo incluso a sus autores. Hoy en día esa crueldad o efecto malsano ha sido ampliamente superado por innumerables cintas, pero su amateurismo la hace sumamente atractiva e incluso, en mi opinión, impactante. Los años no pasan en balde, y el tiempo no ha sido precisamente su mayor aliado. De todas maneras incluye algún apunte interesante. Uno sería el dilema que nos plantea siempre la venganza al llevarla al límite, al final no sabemos quién es peor si las víctimas o los verdugos. Otro a destacar es el de la inclusión del tema hippy, ese término que cinematográficamente nos ha dado muchos ejemplos de que tras su lema de paz y amor, se esconde una violencia demencial.”

“Imprescindible para entender todo lo que vino después.”

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Nulo valor cinematográfico… pero importante en su época

“Técnicamente el film no se aguanta por ningún lado, guión simple, interpretaciones penosas, situaciones ridiculas y un montaje lamentable.
Lo que salva esta película es el año en que se hizo, 1972. Mientras los últimos coletazos del movimento hippy agitan una sociedad estadounidense juntamente con el síndrome Vietnam, Craven gira la tortilla y nos da una de cal.

Es un título de culto por el shock que debió transmitir a la audencia americana, y que plantó las semillas del género. Pero su calidad técnica hace que hoy día, haga más risa que otra cosa.

Una curiosidad, hay que verla haciendo el esfuerzo de imaginarse que estás en el año del estreno.”

Añado: hay que verla con sentido del humor, porque la peli no es para estómagos delicados. Atención: ¡Móviles preparados! Tal vez tengamos que suspender la proyección…

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La última casa a la izquierda (The last house on the left, Wes Craven, 2015)80

17 marzo 2016 – Lugar: Salón de Actos de la Biblioteca Pública de Valladolid, 19:00h

Tertulia Flamenca: Introducción a l@s Jóvenes flamenc@s del S. XXI

En la Tertulia Flamenca, en la Bilioteca Pública de Valladolid, propusimos hablar de y escuchar a las nuevas generaciones flamencas, las del siglo XXI. A modo de introducción Pedro Sanz escribió este texto  a modo de guía para situarnos y orientarnos en este tema.

‘Jóvenes Flamencos’. Con este nombre, a mediados de los años 80, una casa de discos (Nuevos Medios) empezó a definir y difundir un buen número de grabaciones de jóvenes cantaores y cantaoras para diferenciarlo de los artistas consagraos, y que por entonces empezaban a fluir en el panorama flamenco y llegaban a las casas discográficas en mayor número de lo habitual.

Esta llegada coincide con la etapa de mayor esplendor de tres artistas y con el mayor proceso creativo hasta la fecha en la historia, propiciando la mayor revolución en toda la historia del flamenco: Camarón de la Isla, Paco de Lucia y Enrique Morente. Estemos o no de acuerdo, un hecho es indiscutible: la asistencia a los conciertos aumenta, se llenan los teatros más importantes del mundo, la publicación de discos se multiplica, etc. etc.

Este hecho está recogido y ampliado en los anales de la historia del flamenco por los más prestigiosos escritores e investigadores.

Anteriormente a esta etapa los artistas flamencos, en la gran mayoría de los casos, procedía de familias con tradición, y en menor media estaban los que no tenían ninguna vinculación familiar y procedentes de asientos no Andaluces. Hoy son much@s los que nada tienen que ver ni con la tradición familiar ni con el asentamiento geográfico.

Más allá de centrarnos en las figuras más significativas de estos últimos 20 años (Miguel Poveda, Mayte Martin, Arcángel, Estrella Morente…), por ser suficientemente conocida su trayectoria, nos vamos a detener en otr@s menos conocid@s que nos aseguran que el flamenco está en un buen camino.

Marcando como punto de inflexión la fecha anterior, podemos afirmar que el flamenco, en sus tres disciplinas de cante, baile y toque, sigue una línea ascendente en calidad y cantidad. Mucho que decir en este sentido la tienen, por este orden: los festivales y concursos flamencos -La Unión, Bienal, Jerez, Córdoba…-, las Peñas y los numerosos centros privados y públicos como Amor de Dios o Fundación Cristina Heeren.

Actualmente existe un nomina de artistas más que representativa de cante, baile y toque; tod@s ell@s jóvenes y algun@ con más edad, pero que se puede entrar en esta cosecha a la que hacemos referencia; y que hemos denominado por JOVENES FLAMENCOS, para diferenciarlos como hemos dicho, de los consagrados.

Por citar algún factor a favor de esta generación -luego en la charla iremos viendo otros- estarían sus grandes conocimientos de los cantes, conocen cómo están estructurados, el compás, la tonalidad… hecho este que les permite adentrarse en otros estilos que no son precisamente flamencos.

La Tertulia Flamenca de Valladolid suele recurrir a pintores, dibujantes, ilustradores, artistas de la imagen, generalmente de esta ciudad-provincia, para que plasmen con su arte algunos de los temas que se tratan en sus citas mensuales de la Biblioteca Pública.
En la última sobre ‘las generaciones flamencas del siglo XXI’, el turno fue para Alberto Valverde Travieso (Valladolid, 1953), pintor, grabador con una larga trayectoria, sobre todo en el mundo del grabado, que comenzara en los años 70 y prosigue en la actualidad
Alberto combina bien con todas estas generaciones, pues son varias las que están tomando el relevo, asumiendo la responsabilidad de dar continuidad en este siglo al flamenco, de cargar con su peso. El pasado mes de noviembre fue invitado por la Galería La Maleta a participar en ‘open workshop’ sobre su especialidad. Allí se juntaban la exposición de parte de su obra de distintas épocas con su labor de docente, igualmente larga y en activo. Sobre ésta decía que, «hay que empezar por el principio, lo básico para ir evolucionando»; sobre sus inquietudes como artista, «siempre estoy a la búsqueda de algo nuevo; lo formidable del grabado son sus posibilidades de experimentación: no paras de encontrar recursos y soluciones para la búsqueda plástica propia».
Podría aplicarse al flamenco. Y esta es su visión, la imagen sobre las generaciones flamencas del siglo XXI:

Las obras de los artistas que participan en la Tertulia Flamenca suelen acompañar una guía de audio -como si fuera un disco- que viene a completar la exposición comentada del tema a tratar y los vídeos que se proyectan, en dos horas no hay cabida para tanto como se querría. Para el tema que nos ocupa, se hizo esta selección (en base al material discográfico que disponíamos, hay más, much@s, tómese esta selección como una muestra representativa; en una próxima entrada entraremos en detalles sobre lo que dio de sí esta cita en la Biblioteca, y una cierta explicación de por qué esos cantes):

Rocío Márquez. Soleares
Antonio Reyes y Diego del Morao. Fandangos
Rubito hijo. Romance
Rafael Jiménez ‘Falo’. Montañesa
Los Mijitas. Soleá por bulerías
Daniel Casares. Rumba
Gema Caballero. Panaderas
Rocío Segura. Caña
Jesús Méndez. Bulerías
David Lagos. Siguiriya
La Yiya. Tonás
Argentina. Serrana
Esperanza Fernández y Dorantes. Himno de los gitanos
Rocío Márquez. Colombiana.
(Añadir que la voz cantaora de Niño de Elche también estuvo presente; ya que hacíamos nosotros la presentación del tema -y algo así se esperaba, creemos-, tuvimos una idea sobre él y sus ‘Voces del extremo’, lo contaremos).
En los 80 circuló lo de ‘jóvenes o nuevos flamencos’, ‘gitanos nuevos’,optaremos por dejarlo en  generaciones flamencas del siglo XXI porque sus protagonistas son de varias generaciones o edades y sobre ell@s recae la responsabilidad de hacer flamenco ahora y en adelante.
Para esta Tertulia se pensó en una puesta en escena algo diferente. Por lo general se espera a que los asistentes estén sentados y a continuación hacer una introducción sobre el tema, que suele recaer en nuestro factotum Quique. Por nuestra parte, unos 15 minutos antes del inicio, mientras entraba la gente entrando en el salón de actos de la biblioteca, sonaba de fondo el disco Voces del extremo, de Niño de Elche (la idea era ‘tocar’ los oídos, más que proponer ‘otro’ flamenco, la charla no iba de eso ni de experimentos o fusiones -salvo las ya conocidas tipo Paco de Lucía-, eso tal vez para otra ocasión porque hay otros experimentos, mezclas; también que las grabaciones discográficas de ahora no suenan como las de antes, y me refiero sobre todo a las de los 80-90 del siglo pasado; y también algo de provocación con lo del Niño). Y luego, cuando ya estuviera más o menos toda la gente proyectar, sin realizar ninguna introducción, el corto documental de Rocío Márquez en su visita de apoyo a los mineros leoneses que llevaban encerrados 45 días. Una película llena de verdad, como el cante de Márquez.
Ese era el comienzo preparado y a partir de ahí empezar, pero las cosas de la tecnología hicieron que a continuación de este corto se proyectara el vídeo de Antonio Reyes y Diego del Morao, donde se recoge un momento de su encuentro previo a lo que sería la grabación de su disco en el Círculo Flamenco de Madrid.
Bien, ya teníamos dos referencias para empezar. Una y otros vienen a representar los principales territorios por donde se mueve el flamenco de las generaciones del siglo XXI, y los gustos de aficionados y público: la actualidad del flamenco, ahora.
A continuación Pedro expuso una serie de notas sobre esta generación, y mediante una serie de vídeos fuimos desarrollando esos apuntes: la tradición artística se mantiene (José Mijita; Jesús Méndez), como una cierta o fiel ortodoxia (Argentina, La Yiya) o que cada vez hay más instrumentos, a parte de la guitarra, que adquieren rango de solista (Diego Amador) -este apartado provocó el debate de si este flamenco dice algo o no-; sin olvidar señalar una generación anterior que avisó del relevo que estaba llegando –Poveda, Arcángel, Estrella Morente, Mayte Martín-, tras el revuelo que provocaron Camarón, de Lucía y Morente padre. Y escogimos a Esperanza Fernández para apuntar a otr@s de esa generación que no son tan mediáticos o casi desconocidos fuera de las fronteras del flamenco -Esperanza comparte los vicios y virtudes de l@s citad@s: otro tema-, una constante en la historia del flamenco: siempre hubo más flamenc@s aparte de las figuras destacadas. Como ahora.
Citamos otros nombres de estas generaciones del XXI, algun@s recogid@s en la guía de audio que se facilitó a los asistentes. Extensa es la lista de cantaor@s, yl@s que están por venir dándose a conocer en concursos; tanto casi como la de guitarristas -pusimos vídeo de Dani de Morón-, que se merecen otra charla para ellos sólos al igual que l@s bailaor@s (salieron otros posibles temas a tratar en el futuro, por ejemplo, abordar la figura y obra de Enrique Morente y «hablar sin miedo, no pasa nada por admitir que dejó de hacer flamenco desde Omega, pero era un gran músico, a Enrique le queríamos todos muchísimo», se dijo).
Antonio Reyes (Jornadas Flamencas Valladolid).
(Hay que hacer un reconocimiento a la labor que vienen desarrollando los conductores de la Tertulia: sabíamos y valorábamos el esfuerzo y el buen trabajo que realizan: ahora más; la autocrítica también la hacemos y la asumimos: mejorar y mejorar. Tenemos la suerte, agraciada suerte de estar ante hombres y mujeres que ya nos conocen -el ‘pánico escénico’ es más soportable-. El ambiente de la Tertulia lo explica muy bien el amigo Luis en esta entrada -de la mitad para abajo-de su blog haciéndose eco de nuestra charla.).
Tras dos horas llegó el momento del cierre. Y escogimos un vídeo de José Valencia para despedir este acercamiento a las generaciones del siglo XXI  que viene a mostrar que el flamenco, en este tiempo, suena y está en la calle, que las calles por donde ahora paseamos, vivimos, estamos sigue siendo su territorio.

Tertulia Flamenca: El baile en el tiempo de Mario Maya, El Güito, Antonio Gades

Siglo XX. Años 20-30: «La guitarra puntea un delirio de falsetas… Después vuelve el rumor indiferenciado del rasgueo… El bailarín espera la entrada en una contracta elasticidad como el preludio de un salto… El baile va a ser ejecutado por un varón de ceñido pantalón, chaquetilla corta y cintura estrangulada por una faja. Cuando la guitarra indica la salida, salta el bailarín en limpia plasmación de líneas y queda en escueta escultura viva, en medio del tablado, clavado al repiqueteo de los pies. Luego, una anarquía de formas… rebeldía plástica a todos los dogmas de la danza… salta, se cimbra, ondula, se encrespa, se dobla, se afirma rígido…«.

Siglo XXI, el pasado viernes: La primera cita de la Tertulia Flamenca, en la Biblioteca Pública de Valladolid, en este 2016 habla de baile en torno a tres de sus figuras clave -Mario Maya, Antonio Gades, El Güito-, en un tiempo concreto.

Mario Maya.
 Siglo XX. Años 70: «Se marcan unas cánones, se establece una especie de ortodoxia; es un momento donde se llega  un alto grado de clasicismo y calidad. Es el baile estético, escénico, más profesionalizado, estructurado… Destaca la verticalidad, la plástica; una estética limpia donde todo parece estar sincronizado, que como en el traje no haya ninguna arruga. Es lo que se entiende por baile flamenco».
Pilar López y Rafael Ortega.
Los tres bailaores discípulos de Pilar López y van recoger toda la herencia del baile flamenco anterior a su llegada. El espontáneo, intuitivo, gitano de las cuevas de Sacromonte y las fiestas familiares y el que va tomando forma en los escenarios desde mediados del siglo XIX, el de Pastora Imperio, Argentina, Vicente Escudero, ¿Carmen Amaya?, Argentinita, el que pasa de los cafés cantantes al teatro, el que consigue éxito y atención internacional.
«Pilar López marca el modelo de ética y estética del baile; sobre todo de ética, del baile como algo serio, que requiere un enorme esfuerzo, disciplina… Estos bailaores han sacrificado el cuerpo, son mártires. Las caderas no las tocan, no se agachan. Y la cara: la inexpresividad total, la concentración, parecen ascetas, están levitando. Con este sacrificio están mostrando una concepción distinta del baile: depuración de las formas, un equilibrio, una justeza, economía de movimientos, han quitado el adorno; y transmite, comunica, el baile flamenco se entiende desde aquí».
«Ahora ya no se baila así… de ese baile muy estructurado, sometido a una férrea disciplina se irán liberando las siguientes generaciones de bailaor@s…, creo que la generación actual es mucho más libre. Estos (Maya, Güito, Gades) lo tenía más difícil, su baile parece más artificial, ahora resulta más natural, tal vez por incorporar la espontaneidad del otro baile flamenco, el gitano… Como ejemplo de esto estaría Marcos Flores, seguidor de esa escuela, pero con otras formas porque ha recibido nuevas influencias como esos tres bailaores recibieron otras de su tiempo -contacto con movimientos artísticos de su tiempo como el neoplasticismo, la abstracción que sacrifica las figuras y va a las esencias, al movimiento de pierna y brazo. Y por otro lado, Israel Galván«.

Antonio Gades.

Mientras hablan distintas voces en la Tertulia vemos vídeos de Mario Maya, de El Güito, de Antonio Gades, y conocemos detalles de su vida y obras. Hay tiempo para recordar a Manuel Agujetas, y a Antonio Cuevas el Piki, cantaor para algunos de estos bailaores. Nacido en 1945, muerto en 1980, «víctima de un asesinato que no se llegó a aclarar del todo; posiblemente a cargo de los grupos fascistas que actuaron durante la transición. (La noche de su muerte) Salía del Café de Chinitas y le estaban esperando; hacía poco había grabado un disco en homenaje a Blas Infante, en el cual hace unas letras comprometidas, acorde a lo que este cantaor fue, comprometido social y políticamente. Apareció destrozado en las afueras de Madrid».

El Güito y Manolete.
Luis Presa ha entregado una hoja donde señala las características más apreciables del baile flamenco (variedad, compás, carácter, fuerza expresiva), de sus técnicas y estructuración (salida, letras, silencio, zapateado, remate).
Con un vídeo final de Manolete se cierra la Tertulia de este mes (19 de febrero la siguiente cita sobre las nuevas generaciones de flamen@s) -da tiempo antes a que un representante de Zoco Flamenco anuncie el nuevo número de la revista, con parte de su contenido dedicada a Valladolid-… «No hay mujeres», «pues ahora abundan y destacan»:

Rocío Molina.
Siglo XX. Años 20-30: «En la bailarina hay una tendencia al rito, a la sexualidad, al símbolo. Tiembla su escultura como una llama, como una ola, como un complejo de curvas escindiéndose del tronco como aros locos escapándose de un eje. Es toda ella un nervioso caleidoscopio de imágenes apenas entrevistas…«. (Carlos y Pedro Caba Landa, Andalucía, su comunismo y su cante jondo. 1933. Biblioteca Atlántico).

Club de cine Espigadores: Hija de la laguna

Una vez más nuestro club se traslada al Aula Mergelina de la Facultad de Derecho, para aprovechar la ocasión de debatir con Nélida Ayay, la protagonista de la película que vamos a ver, de gira por el estado español para hablar de las luchas por el agua en Perú.

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“Hija de la laguna“,, dirigida por Ernesto Cabellos Damián, es un ejemplo del conflicto que se vive en los Andes; en este caso en el territorio de Cajamarca, al norte del Perú, donde la empresa minera Yanacocha trata de extraer oro, para lo que ha de destruir unas lagunas, que son las fuentes de agua del valle. Nélida, la protagonista del documental, habla con la naturaleza, con el agua o Mama Yacu, y se ofrece para colaborar en su defensa ante el peligro que corre de ser destruida a cambio del oro.

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TRAILER: https://www.youtube.com/watch?v=ikrmt1QWGqE

La proyección se enmarca dentro del Curso “Mama Yaku, la defensa del agua”, organizado por la Asociación Entrepueblos y la Oficina de Cooperación de la UVa, sobre el derecho al agua y las luchas contra los obstáculos principales de ese derecho, en especial las empresas extractivas de minerales, de petróleo o de gas.

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Enlaces:

Página web: http://hijadelalaguna.pe/

Filmaffinity:  https://www.filmaffinity.com/es/film425441.html

Twitter del director: https://twitter.com/TitoCabellos

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Hija de la laguna (Ernesto Cabellos, 2015) 87’

Jueves, 3 de marzo de 2016, Aula Mergelina de la Facultad de Derecho, 19:00 h