Tertulia flamenca: cantes de las minas

«Mi objetivo era que supierais que los cantes mineros tienen una procedencia, unas circunstancias muy especiales Al que mejor le oí definir los cantes mineros fue al Alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que dijo, en el pregón del año 1983 en el Festival de Las Minas: ‘Son los cantes del trabajo’. Ahora las minas se han convertido en parques temáticos, en alguna se ha hecho hasta un desfile de moda, y también ha bajado algún cantaor o cantaora a cantar. Pero si vas por la sierra de Cartagena-La Unión hay ventas y alguna taberna donde puedes encontrar a alguien echándose un cante por mineras, como este que dice:

Los mineros son leones

que bajan enjaulados.

Trabajan en peñones,

allí mueren sepultados

dándole al rico millones«.

Con estas letras, Pedro Sanz dio por concluida su charla sobre tarantos, tarantas, mineras, cartageneras… los cantes libres, el pasado viernes día 8 en la Tertulia Flamenca, de la Biblioteca Pública de Valladolid (charla que hemos ofrecido, en casi su totalidad, en este blog. Ver etiqueta: cantes mineros).

La cita se abrió con imágenes de la serie de tv, Rito y Geografía del Cante, dedicada a los cantes mineros (la tienen en la Biblioteca), y se escucharon grabaciones antiguas de Chacón, Manuel Torre, Cojo de Málaga, a las que hay que añadir otras -por ejemplo: Manuel el Sevillano, una cartagenera de 1899; Escacena, una taranta de 1908- incluidas en el cd que se entregó como complemento sonoro del tema a tratar, junto a las de cantaor@s más recientes: Pencho Cros, Antonio Piñana, Encarnación Fernández, Miguel Poveda, El Rampa, Cobitos, Mayte Martín, Manolo Romero, Josele de Linares o Curro Piñana.

PortadaPepe

«Un lujo», resumió con acierto Quique el parecer de l@s presentes sobre lo expuesto por Pedro, «con una cantidad de datos, de primera mano, difíciles de obtener». Miguel apuntó que las primeras referencias a los cantes mineros de los que se tiene conocimiento daten de 1840, fecha coincidente con la seguiriya de El Planeta.

Un  asunto aportó debate, la presencia o no presencia gitana en los cantes mineros. «No le meten mano los gitanos a estos cantes, lo más que llegan es al taranto. Manuel Torre fue uno de ellos»… «Sí, la mayoría son payos, pero hay están Chocolate y Camarón, al que le gustaban mucho y quedó sin grabar ese disco suyo, y está documentado, dedicado exclusivamente a los cantes de las minas»… «Hubo gitanos, pocos, obligados por ley a trabajar en las minas de Almadén y en los astilleros de Cartagena hacia mediados del siglo XVIII; al ser un pueblo que no mira atrás, que no se deja hundir por el pasado como los gachós, su alejamiento de los cantes mineros tal vez sea por los recuerdos vergonzosos, deshonrosos que les traen»… «dicen que estos cantes les dan mal fario»… «es por su falta de compás, por sus dificultades, hay que tener grandes cualidades para cantarlos»…

libro

Se habló sobre las condiciones de trabajo de los mineros (la época de los ‘vales’, los partidiarios: formas salvajes de explotación patronal. Quique evocó la Cantata de Santa María de Iquique, del grupo chileno Quilapayún, sobre un sangrante episodio de lucha minera; Miguel apuntó un libro, La Mina, de Armando López Salinas).pencho cros

Para terminar, Pedro hizo un especial hincapié en Pencho Cros: «Un hombre auténtico. Renunció a fuertes cantidades para ir en espectáculos de Juanito Valderrama, La Paquera, Rafael Farina. Y tenía once hijos. Él era un hombre que quería vivir en su pueblo (La Unión); estaba muy a gusto en la bodega de Lloret o en otras, con sus amigos, con los estudiantes. Y se podía tirar un día entero cantando. Hay tres estilos de minera, la de Piñana, la de Encarnación y la de Cros, que es, ahora mismo, la que más se canta. Esa forma que tenía de cantar el maestro Pencho, ¿era por su comportamiento en la mina?».

Este viernes nueva cita en la Biblioteca dedicada al Festival Internacional del Cante de Las Minas. Algo más que un certamen de cantes mineros, de hecho es una de las citas más importantes del mundo flamenco y su concurso el más respetado. Y Pedro prometió una serie de sorpresas, de documentos sonoros inéditos, incluso para La Unión.

Club de cine Espigadores: una sesión histórica

El pasado 7 de febrero asistimos a una sesión histórica de nuestro Club de cine: tras dos años y medio de andadura, por fin las linternas se encendieron pidiendo la suspensión de la proyección. Tal honor le cupo a Sueño y silencio: lo que no consiguió ni siquiera Kiarostami lo logró un cineasta patrio, Jaime Rosales. Para que no se diga.sueno-y-silencio-portada (2)

El debate posterior fue muy interesante, así como las recientes contribuciones a la anterior entrada del blog, sobre la diferencia artificial entre cine de autor y cine comercial.

Para alimentar la discusión, ahí va una crítica a una película portuguesa reciente, Tabú, de Miguel Gomes:Tabu

“Inspirada tangencialmente en la última película de F.W. Murnau, esta obra se presenta como una narración en dos tiempos sobre una mujer de pintoresco comportamiento y un episodio romántico de su pasado colonial, al que acceden sorprendidas su criada y su vecina.SUENO-Y~1 (2)

Rodada en blanco y negro y con guiños de complicidad u homenaje al cine mudo, la película del portugués Miguel Gomes se empeña en una supuesta originalidad que empieza a ser receta de ese cine más contemplativo que narrativo que triunfa en los circuitos festivaleros y fracasa sistemáticamente en la taquilla.

El ritmo pausado, una peculiar manera de contar, cocodrilos simbólicamente enigmáticos, cierto manierismo semioculto tras una evidente vocación de estilo desaliñado, como primitivo y naif, son las señas de identidad de una película que despierta fervor reverencial entre determinados sectores de la crítica y pone barricadas de autoconsciencia y pretendida exquisitez frente a públicos más convencionales.”

ALBERTO BERMEJO (en Metrópolis, 8 febrero 2013)

¿Una supuesta originalidad que empieza a ser receta de ese cine más contemplativo que narrativo que triunfa en los circuitos festivaleros y fracasa sistemáticamente en la taquilla? ¿Estáis de acuerdo?

Tertulia flamenca. Cantes mineros

Este viernes, 8 de febrero, hay cita con el Club Flamenco en la Biblioteca Pública de Valladolid. El tema a abordar son los cantes mineros, los cantes de Levante; con un añadido, dentro de 15 días, centrado en el Festival Internacional del Cante de Las Minas, conservador y difusor de dichos palos flamencos.

Pedro Sanz, responsable de la coordinación de las Jornadas Flamencas ‘Ciudad de Valladolid’ -tan relacionadas con el Festival de La Unión-, se encargará de introducir a l@s asistentes de la Tertulia Flamenca en la historia y conocimiento de los cantes mineros, y del festival minero.

Desde este blog aprovecharemos lo dicho en estas charlas, y dar especial protagonismo a estos estilos flamencos en varias de las próximas entradas.

Para empezar, ofrecemos un listado de libros relacionados con el tema a tratar en el Club Flamenco:

clamaba_un_minero_asi

Andrés Barceló Arneo: Cartageneras. Artículos, Canciones, Tangos, Carceleras y Cantares Originales y Populares. Imprenta Briasco (Cartagena, Murcia. 1920).

Luis Díaz Martínez: Marín, Castillo, El Minero. Los tres puntales del trovo. Edición de autor (Murcia. 1977); Vida del Trovero Cstillo. Arráez Editores (Almería. 1994. Redición revisada de la 1ª de 1972).

Ana María Díaz Olaya: Minería, flamenco y cafés cantantes en Linares (1869-1918). Signatura Ediciones (Sevilla. 2008).

Pedro Fernández Riquelme: Los orígenes del cante de las minas. Guía crítica a través de la discografía y los textos. Ed. Infides (Murcia. 2008).

Génesis García Gómez: Cante flamenco, cante minero. Una interpretación sociocultural. Ed Anthropos (Barcelona. 1993).

José Gelardo Navarro: Las claras del día. El flamenco en la ciudad de Murcia a finales del XIX. Historia y Crónicas. Ed Nausícäa (2003); Con el flamenco llegó el escándalo. Cartagena-La Unión. Siglo XIX. Ed. Azarbe (Murcia. 2006); El Rojo el Alpargatero, flamenco. Ed Almuzara (Murcia. 2007).

José Manrique López y Diego Alba Villagrán: Los cantes de La Unión y Cartagena. Ed. Casa Regional de Murcia y Albacete (Barcelona. 1978).

Antonio Merino Fernández: Luna de Plomo. Recuerdos de un minero. Ed. Caja Rural de Jaén (2009).

José Luis García Navarro e Ino Aki: Cantes de las minas. Ediciones La Posada (Córdoba. 1989).

Antonio Parra: Don Antonio Piñana, una voluntad flamenca. Ed. Nausícäa (Murcia. 2002).antoniopinana

Juan Ruipérez Vera: Historia de los Cantes de Cartagena y La Unión. Ed Corbalán (Cartagena, Murcia. 2005).

Asensio Sáez García: Libro de La Unión. Biografía de una ciudad alucinante. Ed. Ayto, de La Unión (1957); La Unión. Aproximación a su Etnología. Ed Ayto. La Unión (1988); Crónicas del Festival Internacional del Cante de Las Minas. La Unión 1961-2001 (ampliado hasta el 2008 junto a José Alfonso Pérez) Ed Ayto. de La Unión (2001., 2008).

Andrés Salom Amengual: Los cantes libres y de Levante. Ed Biblioteca Básica Murciana (1982).

Sebastián Serrano Segovia: Marín, rey del trovo. Ed. Ministerio de Cultura (Madrid. 1980).

Varios Autores: Pencho Cros. Torre de penas y coplas. Ed. Ayto. de La Unión (2008).

María Jesús Villar Martínez: Pencho Cros. El regalo de una voz (Ayto. de la Unión. 2006).

Pencho Cros: Letras de Cante. La Carpeta de Pencho Cros. Festival de La Unión (1989).

Rogelio Mouzo Pagán: ‘El Minero’ Manuel García Tortosa. Troveros de la Tierra (Consejería Cultura Murcia. 1996).
Cristina Cruces Roldán: Clamaba un minero así… Identidades sociales y trabajo en los cantes mineros. Universidad de Murcia-Ayto de La Unión (1993).
Francisco Hidalgo: Cante de Las Minas. Notas a pie del festival. Ediciones Carena (2008).

Otros títulos y autores podrían añadirse a la lista, al formar estos cantes parte de la historia del flamenco y del hacer de much@s cantaores y cantaoras tal y como se da cuenta de ello en las biografías de Manuel Escacena, El Cojo de Málaga, Manuel Vallejo, Niño de Marchena, Juan Varea, Rafael Romero, Manuel Torre, Niña de los Peines, Pepe el de la Matrona o Antonio el Chaqueta, entre otros, incluso en la de Antonio Mairena, aunque sea por no citarlos -los cantes de Levante crean un agujero en su tésis del cante gitano-, pero sobre en la de dos cantaores: D. Antonio Chacón Vida y cante de Don Antonio Chacón, de José Blas Vega. Ed. Cinterco. Madrid. 1990- y Juanito Valderrama Mi vida y el cante, de Antonio Murciano y Juan Valderrama. Dip. Prov. Jaén. 1994-. El primero les dará como carta de naturaleza dentro del flamenco; el segundo, decisivo en la creación del Festival de Las Minas.

Gracias a quienes ya saben y Fundación Cante de Las Minas en la elaboración de la bibliografía. Y para ir entrando en ambiente:

Si te interesa el tema puedes consultar el siguiente enlace donde  nos cuenta su autor los orígenes, la consolidación, renacimiento y triunfo del cante minero:

http://tiempoflamenco.blogspot.com.es/

Club de cine Espigadores: La soledad, de Jaime Rosales

El próximo jueves, 7 de febrero, a las siete de la tarde, veremos La soledad (2007), de Jaime Rosales. Siguiendo con nuestra costumbre, no haremos ningún comentario sobre la película, para que no nos condicione nuestra recepción y valoración de la misma. Pero sí me parece interesante subir al blog un artículo de su director, Jaime Rosales, escrito a propósito de la muerte de Eric Rohmer (de quien vimos el primer año El rayo verde, que seguro recordaréis).

Ahí va; espero vuestros numerosos e interesantísimos comentarios:

Rohmer“Eric Rohmer me parece un cineasta muy importante. No creo que lo sea realmente para mucha gente. Me explico: no creo que sea un cineasta muy influyente. Existe una costumbre entre la crítica especializada que consiste en citar –sobre todo cuando se trata de hablar de una primera o segunda película de un cineasta– a un referente indiscutible dentro de la historia del cine que acompañe la valoración de esa primera o segunda obra. Es una manera de ayudar al lector –candidato a espectador de esa película– para que se oriente sobre lo que puede acabar viendo si decide superar la pereza y las incomodidades de salir de su casa y comprar una entrada en un cine cerca del barrio. Entre los más citados y, por ende, más influyentes dentro de la cinefilia estarían Bresson, Bergman, Godard, Cassavetes, Antonioni, Tarkovski; o dentro del mal llamado cine comercial, Spielberg, Hitchcock, Wilder, Tarantino, Allen, los hermanos Coen y muchos otros.

Pocas veces encontraremos entre ese tipo de crítica un apunte dirigido a la figura de Eric Rohmer. ¿Por qué? ¿Acaso no posee Rohmer un estilo suficientemente marcado? Yo creo que sí. Rohmer posee un estilo inconfundible. Dentro de los cineastas de la Nouvelle Vague posiblemente Rohmer presente el estilo más claramente reconocible. Más reconocible sin duda que el de Godard, Truffaut, Chabrol o Rivette. ¿Acaso no se hacen películas tipo Rohmer dentro de las nuevas propuestas cinematográficas? Posiblemente no o muy pocas. ¿Por qué? Porque, en primer lugar y sobre todo, el cine de Rohmer es un cine profundamente personal, y hoy en día nadie hace realmente películas profundamente personales.

El sistema de representación institucional que impera en el cine hegemónico –por recoger la terminología de Luis Alonso García en su extraordinario libro Lenguaje del cine, praxis del filme– no lo permite. Incluso se puede decir que está mal visto hacer películas personales. De lo que se trata es de hacer películas que se parezcan a otras películas. De lo que se trata es de hacer películas de género que nos cuenten lo que ya sabemos y que nos muestren lo que ya hemos visto. Al fin y al cabo esto es un negocio.

Dudo que Rohmer ganara dinero con sus películas. Desde luego, no con las primeras que son, a mi juicio, las más interesantes. Me entusiasma sobremanera La rodilla de Claire aunque, curiosamente, mi primer recuerdo de Rohmer no está en una de sus películas.La rodilla de Clara La primera vez que oí hablar –o, mejor dicho, que leí sobre la figura de Rohmer– fue en otro libro extraordinario, Días de una cámara, de Néstor Almendros. Yo era estudiante de cine en Cuba; y siendo estudiante lo que más me chocó en los capítulos que Néstor Almendros dedica al maestro francés tiene que ver con el ratio de rodaje empleado en las películas que rodaron juntos. Para los menos conocedores de la profesión, el ratio de rodaje es la relación entre la totalidad del material rodado y la duración final de la película. Es un aspecto importantísimo dentro de la fabricación de películas pues, como sabemos, rodar es muy caro y a más alto ratio, más coste; mientras que a menor ratio menor coste. Una película española normal se mueve alrededor de un ratio de uno a 12, mientras que una de Hollywood lo hace en un ratio de 1 a 40. Pauline en la playaEl caso de Rohmer es sorprendente. Sus primeras películas logró hacerlas dentro de un ratio de uno a 1,5.

Esto quiere decir que las hizo estrictamente a toma única y sin prácticamente ninguna  posibilidad de desdoblar planos. Sus películas eran muy baratas. Muy baratas y muy personales. Pero ya he dicho que hoy en día está mal visto hacer películas muy personales. Parece que también está mal visto hacer películas muy baratas.

Y el caso es que aquí estamos hoy escribiendo sobre Eric Rohmer. Escribimos en España sobre Rohmer; escribimos, cómo no, en Francia sobre Rohmer; escribimos, con seguridad, en EEUU sobre Rohmer; en Japón, en Australia, en Dinamarca y en Brasil. Posiblemente hasta en Burkina Fasso escriba alguien hoy algo sobre Eric Rohmer. Y la pregunta que me hago es ésta: ¿sirve de algo escribir sobre Rohmer? Y me la contesto a mí mismo: depende. Depende de si seguiremos queriendo hacer y si seguiremos queriendo ver – esto es lo más importante, pues en el espectador acaba el meollo de todo este asunto– películas que se parezcan cada vez más las unas a las otras, o si por el contrario, querremos descubrir nuevas películas que nos sorprendan. Aunque sean baratas y personales.

Adiós maestro y ¡hasta siempre!”
(Jaime Rosales, Películas personales y baratas, El mundo, 12 de enero de 2010).