Tertulia Flamenca: La copla, retrato intermitente

La copla, canción española, canción andaluza como prefería llamarla Paco de Lucía y utilizó este nombre para despedirse discográficamente, fue objeto de atención de la pasada Tertulia Flamenca, de la Biblioteca Pública de Valladolid. «Es algo que está ahí», por resumir los por qué de dedicar una Tertulia a este género, que no parece tener nada que ver con el flamenco, aunque much@s flamenc@s hayan cantado estas canciones. Realmente, ¿nada que ver? Veremos.
Lo que sí encontramos son sorpresas, elementos llamativos de un tipo de canción plenamente española, andaluza.

De Paco, el de la Renfe

Siempre que se puede un dibujo, una pintura acompaña el tema a tratar en la Tertulia. El de Paco define a la perfección los estereotipos en los que se va mover, transmitir, fijar la copla. Y es esa imagen típica de España-Andalucía, la que se propagó por el extranjero en el siglo XIX y permaneció hasta bien entrado el siglo XX, hasta la década de los 60, momento en que la copla pasa a recibir otro nombre, canción folclórica.
También fija el dibujo los tópicos de las letras, de las historias que cuentan las coplas; con excepciones.
Cuplés, chotis, pasodobles, zarzuela, de aquí saldrá buena parte del soporte musical de la copla, que inicia su propagación en los años 20 del siglo XX, con gran acogida popular. Justo después de la 1ª Guerra Mundial, la guerra que potenció los nacionalismos, que terminó con una posible unidad de los pueblos, apuntada por el arte de pre-guerra que traía, verdaderamente, nuevas propuestas en la pintura, la música -culta y popular (el tango, la chanson, el jazz cantado y Tin Pan Alley, lo que hubiera en Italia, Alemania…)-, la literatura, el teatro, el cine, el cómic…
En Una historia del flamenco, José Manuel Gamboa señala el 22 de diciembre de 1928 como fecha del estreno, en el Teatro Pavón (Madrid) de La copla andaluza, de Quintero y Pascual Guillén, que no iba de coplas, sino de flamenco. De teatro flamenco o comedia flamenca, un nuevo invento como lo fue la ópera flamenca para atraer al público. En esta obra, y las que la siguieron (El alma de la copla…), se fijarán los tópicos andaluces-españoles.
Esta es la única referencia que hay en el libro de Gamboa a la copla. Por lo que deducimos que la copla nada tiene que ver con el flamenco (Lo que no quita que en su texto para el disco de Paco de Lucía, Canción andaluza, ofrezca Gamboa algunas muestras de su alegre y extensa sabiduría flamenca y ofrezca información de conexiones copla-flamenco. El texto lo podéis, y deberíais, leer aquí).
En esos años, la copla discurre paralela al cante, pero su manera de hacer, de actuar es bien diferente. El cante no cuenta historias, la copla sí. Cuando el cante hace copla no cuenta/canta una historia sino que se fija en el sentimiento de la historia y a partir de ahí se hace el cante, el flamenco es así (ver el vídeo arriba, de Manuel Vallejo o el de Angelillo con «La hija de Juan Simón», que vimos en la Tertulia). La copla espera hasta al final para desbordar el sentimiento, como las películas clásicas; mientras, interpreta, actúa. Planteamiento, nudo, desenlace, funciona tan bien, es tan reconocible, por tanto seguro para el oído, como una marcha militar o una canción de los Beatles, la la la (Buika en su acercamiento ‘limonero’ a la copla opta por hacer el cante en lugar de cantar, interpretar; no siempre lo consigue y es que con material anticuado todo es más difícil, pero en La falsa monea creo que lo borda).
La copla, ya como canción española, será la banda sonora de este país después de su guerra civil, las canciones para después de, que llamó Basilio Martín Patino, en su película. Son los años más duros de la tiranía franquista, donde todo está reprimido, y ese todo incluye los sentimientos. Y la copla estaba llena de sentimiento. Y en ellos se reconocían l@s oyentes, en especial las mujeres. En la copla encontraban verdades, de su vida y de la vida, que no podían exteriorizar, por la cuenta que les traía.

Rafael León fue un letrista prolífico, miles de letras. Era homosexual. La homosexualidad también va a encontrar en la copla sus verdades, sus sentimientos, aún más reprimidos que los de las mujeres, por el orden social.
La Tertulia comenzó con Ocaña interpretando «Yo soy esa», ante el público de su Barcelona. Ocaña, icono de la homosexualidad a mediados de los 70; una homosexualidad que como la mayoría de los españoles ya no podía aguantarse tanto sentimiento reprimido, que salía a la calle, con o sin Franco. Su vida, su pensamiento, su acción quedó fijada en Ocaña, retrato intermitente, debut en el cine de Ventura Pons. L@ vimos.
Llegaban tiempos de renovación o de revaloración de la nostalgia, la copla continúa, aún hoy, en manos de otros músicos, cantantes, se mezcla con otras músicas. Las historias continúan, falta mucho para la libertad.
http://www.youtube.com/watch?v=HlxohdT9um0

La Biblioteca Pública de Valladolid celebra la adquisición del flamenco improvisao de La Farruca

El pasado viernes a las doce del mediodía, en la Biblioteca Pública de Valladolid, se concentraba un gentío de aficionad@s convocados por la noticia de la visita de La Farruca, La Serrata y el resto de su compañía venida a nuestra ciudad, porque esa noche presentaría en el Teatro Zorrilla el espectáculo, Del fuego y la memoria.

Aficionad@s al flamenco -much@s de la Tertulia-, músicos y bailaor@s de la ciudad, a l@s que se irían sumando otras personas que por la Biblioteca estaban, contagiados por un ambiente diferente; se palpaba una cierta excitación ¿alguna manifestación? Sí, del flamenco improvisao que iba a acontecer en ese momento.

Empezaron en el vestíbulo de la Biblioteca entonando unos cantes, sonando toques, unas palmas. La Farruca y La Serrata escuchando a toda su troupe: las guitarras de David Caro y Fity Carrillo; el cante de Juanillorro, Javier Flores el Indio, Ezequiel Montoya, Juan Fernández el Negro; las palmas de los percusionistas El Eléctrico y Lolo Montoya. El soniquete se extendía por la Biblioteca a medida que los artistas subían las escaleras en dirección a la sala de lectura. Allí formaron el círculo y ya caras alegres, sonrisas, asombro, excitación en aumento y ver un baile como nunca much@s habrán visto, en vivo y en directo -y me incluyo-. y otr@s sí; todos celebrabando el baile gitano y flamenco, explosivo.

 Y tras la explosión, al patio de la Biblioteca. ¡Al aire! Los jaleos se liberan entre l@s asistentes, la intensidad sube de nivel; hasta un grupo de niñ@s de visita en la Biblioteca se suma a la fiesta. Ah, el futuro. Habrá sido testigo de un momento único, el baile de La Farruca. Desde el otro día la gitanería flamenca de su baile se ha unido al conocimiento que vive, y se disfruta, en la Biblioteca.
Vámonos, vámonos. Dejemos los libros ahora bailando sus historias y saberes palpitando aún más en las estanterías, a estudiantes reactivad@s para devorarse sus estudios, una vibración flamenca resonando por el edificio. Y a la calle. Alegres. Agradecidos a los artistas y a quienes han hecho posible este acontecimiento en la Biblioteca Pública de nuestra ciudad, un regalo, otro.
Se forman corrillos, se intercambian corrillos por la plaza, lo que pueda pasar a partir de ahora ya es otra juerga.

Tertulia Flamenca: José Antonio Rodríguez: el guitarrista, el músico, el artista

La primera cita de la Tertulia Flamenca, de la Biblioteca Pública de Valladolid, en este 2017 se abrió con un invitado de lujo e inesperado, el guitarrista José Antonio Rodríguez (Córdoba, 1964). Inesperado al ser una iniciativa suya el acercarse a la afición flamenca vallisoletana (petición realizada a través de la Asociación Punto Flamenco).
Y un lujo por la categoría del invitado, dada su reputada y reconocida extensa trayectoria dentro del mundo flamenco y de la música. Y allí estaba entre nosotr@s el pasado 20 de enero, un día antes de su actuación en el Teatro Carrión de Valladolid, donde presentaría su nuevo proyecto, Manhattan de la Frontera.
Sería la primera vez que actuaba en Valladolid capital en sus casi 40 años de carrera musical (dato para sacar conclusiones). Pero no la primera en la provincia vallisoletana. Recordó que hace 33 años estuvo en Medina del Campo acompañando a la guitarra a José Mercé, en el Festival Flamenco de la localidad vallisoletana, que aún continúa celebrándose gracias a aficionados como Faustino Dueñas, a quien señaló el guitarrista cordobés entre los asistentes ese día a la Tertulia, en la que también estuvieron músicos como el guitarrista vallisoletano, Raúl Olivar, amigo de Rodríguez.
Casi dos horas departiendo con l@s asistentes que llenaban el salón de actos de la Biblioteca. Charlando, contestando preguntas -«me estáis achicharrando», comentó con gracia-, no tocando para desilusión o desinformación de algun@s. Dándose a conocer, en definitiva.
Quién es, por qué es flamenco y músico, qué hace, sus ideas sobre la guitarra, el arte, la música y otros temas fue desarrollando, abordando Rodríguez, «flamenco desde niño», formado en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba de la mano del maestro Manuel Cano, uno de los primeros en consolidar los conciertos de guitarra flamenca, en España. Porque en el extranjero, en Estados Unidos, sobre todo, era una práctica habitual (ya saben, Sabicas, Mario Escudero…)
Sucedía esto en la España de los 50-60 del siglo pasado y hasta ahora donde la guitarra solista es un hecho; aunque tarde casi 40 años en actuar en Valladolid. El tocaor se ‘liberó’ del acompañamiento, para mostrar su mundo interior, podría decirse así, y explorar otros mundos. Rodríguez está en la línea de Paco de Lucía en cuanto a la fusión, no cree en ella, sino en la colaboración con otros músicos. Y ha tocado con muchos y muy variados. Por su propia inquietud como músico, de aprender, de investigar, de su gusto por la música en general, sea cual sea el estilo o género de esta (muchos fueron los ejemplos que el guitarrista puso sobre sus colaboraciones; por ejemplo, de Alejandro Sanz, ¿qué podía aprender del famoso cantante melódico español, con quien ha tocado en disco y en directo?: «La disciplina escénica, el utilizar la tecnología para apoyar la música, no para enmascararla»).
«La diferencia es una alegría… hay que arriesgarse a encontrarnos con algo especial, ¿es que siempre vamos a lo seguro?… no es necesario (para el público) saber distinguir una soleá para disfrutar de la música, de lo que el músico-el artista quiere decir… recomendaría a cualquier músico aprender lenguaje musical en estos tiempos, todo enriquece… me sigue interesando cambiar… todo está por descubrir, todo está por hacer; más vale que sea así».
Siento resumir de esta forma la comparecencia de José Antonio Rodríguez, generosa de tiempo, paciente. Con sus palabras también se ofreció un retrato de la guitarra flamenca -se hicieron varias preguntas sobre por qué no se enseña en los conservatorios españoles- y del guitarrista flamenco (un ser frágil, atormentado, analítico, «como un científico»). Y dejando la puerta abierta a otras preguntas, a otras ideas, sobre el papel del instrumento y del instrumentista, siempre relacionado, en el mundo flamenco, con el acompañamiento hasta que se hizo solista. Tal vez en otra ocasión se puedan plantear, si algún artista flamenco tiene a bien seguir la iniciativa de Rodríguez y acercarse a esta Tertulia, para lo que guste expresar.

Tertulia Flamenca: Buen viaje

Primero agua… fuego a continuación… a continuación gitanos en marcha. Es la película Latcho drom (1993), algo así como “Buen viaje”, de Toni Gatlif que vimos en la BibliotecaPública de Valladolid, el 23 de diciembre, con las indias llevando cántaros, con los asnos, por el desierto, vacas, cabras, gansos, caballos y también perros y los carros y tartanas.

En la India le dan a la fragua en mitad del arenal, camino de Egipto. Van marcando el tiempo, casi se diría que los gitanos hubieran creado el tiempo y fueran sus dueños: “protégete del mal de ojo con un amuleto”. En la nada del desierto, un árbol sirve de límite y el tiempo vital vuelve a brotar con la música, danza y canto. Gallos, cabellos untados, pulseras, pañuelos, abalorios  y trenzas.

Desde Rajasthán a Badajoz, de la fiesta al lamento de La Caíta pasando por la oración alrededor del árbol del desierto y Turquía, Rumanía, Hungría (Transilvania toda), Eslovaquia, Alemania (un triste canto en Auschwitz-Polonia,), donde se vuelven arborícolas por momentos: “Dios nos ha condenado a ser errantes, venimos de muy lejos, de desdicha en desdicha, huimos de la miseria y el odio, vamos hacia Alemania y más que nunca se nos trata como perros” y es que el suelo está helado. Francia, con caballos y en roulottes, se dedican a la cestería y a sus cosas y, por fin, España, Badajoz,  donde les tapian las puertas…

Vino el gitaneo a Europa desde los Balcanes, su casa definitiva. Trajeron y dispersaron su cultura musical de cuerda y percusión, una cultura del cuerpo, el baile. “Oh mis noches, oh mis ojos, el fuego que quema en mí, vuelve mi alma loca”. En ocasiones, parece una procesión que siguiera una estrella. Dejan señales, acampan. Llega la guitarra.

Según avanza la película documental mi intuición me dice que, sobre todo en Rumanía y Hungría, es dónde estos nómadas bohemios se hacen verdaderamente a sí mismos: violines, acordeones, flautas, percusiones, en una cabalgada frenética que hemos escuchado en las películas de Kusturica y en la música judía klezmer. “Hoja verde, un millar de hojas, aquí el tiempo de vivir volvió de nuevo, vivir en libertad, hojas verdes, flores silvestres, allí en Timisoara”, le canta el viejo con el violín al niño en uno de los cantes más hermosos de todo el documental..

Por Europa se desplazan en ferrocarril y furgonetas. “La fortuna se va y la fortuna vuelve de nuevo también”, canta la niña. Se ven las aves por el cielo en sus migraciones y los raíles del tren, un traqueteo que les acompaña. Es una experiencia visual la película con una narración difuminada entre los tracatrunes, los parampampam, el trote y el galope gitano.

El sabor final, muy potente, lo pone La Caíta en Badajoz desde el altiplano que domina la ciudad con las mujeres: “algunas noches, algunas noches, aaaayy, me muerooo de envidia, ay viendo como acaricias a tu perro”. Antes, el hipnotismo de las palmas y de los zapatos, después, y siempre, el tirintintrán, el fuego de la hoguera y el viento.

(La Tertulia Flamenca despidió el 2016 con cine, con la proyección de esta película impresionada en las palabras del amigo Paco para este blog que es el suyo. Y llega justo a tiempo para recibir el 2017. Buen viaje para tod@s).

Fuente: tiempoflamenco

Tertulia Flamenca: Mujeres, palos, Morente, el Güito… la diversidad que está por venir

Mientras íbamos tomando asiento en el salón de actos de la Biblioteca Pública de Valladolid el cante por bulerías de Cristobalina Suárez sonaba por los altavoces. La mujer de El Funi protagonizaría el primero de los vídeos de la noche en la apertura de la nueva temporada de la Tertulia Flamenca. Con un cante por seguiriyas acompañada por el toque de los nudillos sobre una mesa. Pureza, naturalidad, arte del arte que propone esta cita abierta en nuestra ciudad.
(Apunte 1: El vídeo, extraído de la serie Rito y geografía del cante, una fuente de maravillas; el audio, de un compañero de Tertulia que compró en una gasolinera la casete del único disco que grabó Cristobalina; más maravillas. Y primero de los vídeos en ser proyectados todos protagonizados por mujeres, por flamencas en un viernes 25 de noviembre Día Contra la Violencia de Género).
Tocaba presentar las propuestas a realizar durante esta temporada. La primera con sorpresa. Resulta que el representante del guitarrista José Antonio Rodríguez se pone en contacto con la Tertulia para poner a nuestra disposición la presencia del tocaor que actuará en el Teatro Carrión de Valladolid el día 21 de enero; estaría con nosotros el día 20, viernes, el día de la semana de en que se reúne la Tertulia.
Otra presencia sería la del bailaor El Güito. Nada más ni nada menos. La Compañía y Academia Flamenca Sentidos, de Valladolid está haciendo gestiones para contar con el bailaor de cara a la celebración de su tercer Festival dedicado al baile para el mes de marzo en la Sala Borja de esta ciudad. Y un día antes estaría en la Tertulia un histórico del baile flamenco.

Por bulerías. Marvin Steel

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(Ap 2: Contar con la presencia de artistas flamencos o personas relacionadas con él viene siendo una constante en la Tertulia. La presencia de los dos citados sin duda eleva el nivel y es un estímulo en el hacer de esta cita flamenca; señal de que no estamos solos, ni todo queda en las paredes de la Biblioteca).
Otra cita fija es el 23 de diciembre con la proyección de la película Latcho drom, de Tony Gatlif. Uno de los grandes musicales de todos los tiempos a mayor gloria del pueblo gitano y del flamenco por la parte que le toca. De él se extrajo para visionado de l@s tertulian@s la parte donde sale la Kaíta -con Remedios Amaya en los coros-; y tocar el flamenco extremeño fue una de las propuestas posibles a tratar en la Tertulia. O dedicar una sesión a los jaleos extremeños.
También se baraja la posibilidad de dedicar un monográfico a los cantes de ida y vuelta -propuesta que despertó interés- o la bulería; y aunque no sea un palo flamenco tiene muchas opciones de ocupar una cita en la Tertulia, la copla o canción andaluza que dijo Paco de Lucía.

(Ap 3: Hay más que evidencias de la relación entre copla y flamenco, además de servir para nuevamente ocuparse de las derivaciones y relaciones externas del flamenco con otras manifestaciones musicales. La web flamencomagazine está realizando un trabajo altamente recomendable sobre la bulería, desde sus inicios; es en francés y por un francés sabio y cabal, Claude Worms).

Otros temas a tratar, en esta temporada o futuras, serían sobre el compás para lo que se contaría con la sapiencia del tocaor Miguel Uña, uno de los nuestros. Y entre anuncio y anuncio, con comentarios de l@s allí presentes intercalados, seguimos viendo vídeos. De La Marelu y La Susi cuando irrumpieron allá por los 70; de la tía Encarna de los Pata Negra, Raimundo y Rafael Amador, en un ejercicio de virtuosismo al meter una letra de tango por bulerías que provocó aplausos y exclamaciones apasionadas; cantiñas de Pepa de Benito, en su recuerdo; de La Negra y Lole con el tema de Om Kalsoun; y final con la familia Terremoto con María Soleá, que nos llevó al final.
No sin antes citar la última propuesta, hablar -más vale tarde que nunca- de Enrique Morente: debate asegurado.

(Ap 4: Hubo tiempo para anunciar algunas actuaciones flamencas que tendrán lugar en Valladolid. La del día 3 con El Cabrero en el Auditorio Miguel Delibes y, sobre todo, las del Teatro Cervantes en su nueva andadura que propone alternar citas protagonizadas por aficionad@s y profesionales. Y la afición ocupará este mes de diciembre empezando por el día 2; después el 16; y concluirá el 23 con un acto centrado en los villancicos flamencos -no será zambombá- a cargo de la Asociación vallisoletana Punto Flamenco. Y en 2017 más. Y si encuadramos o se sigue encuadrando a Niña Pastori dentro del flamenco -los Grammy Latinos aseguran que sí; y algunos aficionados también- decir que estará el 27 de diciembre en el Delibes. Y como creo que no lo hemos dicho en el blog -sí en tuiter- Estrella Morente el 22 en el Teatro Zorrilla).
Antes de salir de la Biblioteca y seguir la reunión en la calle y sus bares, Fernando colaborador de la revista Zoco Flamenco distribuyó varios ejemplares de su último número, el de noviembre.

(Ap 5: Contar con las mujeres del Secretariado Gitano de Valladolid, que en la temporada pasada no pudieron acudir tanto como quisieran y quisiéramos; es lo que tiene estar ocupadas en el cambio y ellas lo están con su labor en la Asociación de Gitanas Femenistas por la Diversidad).