http://www.youtube.com/watch?v=HlxohdT9um0
El pasado viernes a las doce del mediodía, en la Biblioteca Pública de Valladolid, se concentraba un gentío de aficionad@s convocados por la noticia de la visita de La Farruca, La Serrata y el resto de su compañía venida a nuestra ciudad, porque esa noche presentaría en el Teatro Zorrilla el espectáculo, Del fuego y la memoria.
Aficionad@s al flamenco -much@s de la Tertulia-, músicos y bailaor@s de la ciudad, a l@s que se irían sumando otras personas que por la Biblioteca estaban, contagiados por un ambiente diferente; se palpaba una cierta excitación ¿alguna manifestación? Sí, del flamenco improvisao que iba a acontecer en ese momento.
Empezaron en el vestíbulo de la Biblioteca entonando unos cantes, sonando toques, unas palmas. La Farruca y La Serrata escuchando a toda su troupe: las guitarras de David Caro y Fity Carrillo; el cante de Juanillorro, Javier Flores el Indio, Ezequiel Montoya, Juan Fernández el Negro; las palmas de los percusionistas El Eléctrico y Lolo Montoya. El soniquete se extendía por la Biblioteca a medida que los artistas subían las escaleras en dirección a la sala de lectura. Allí formaron el círculo y ya caras alegres, sonrisas, asombro, excitación en aumento y ver un baile como nunca much@s habrán visto, en vivo y en directo -y me incluyo-. y otr@s sí; todos celebrabando el baile gitano y flamenco, explosivo.
Primero agua… fuego a continuación… a continuación gitanos en marcha. Es la película Latcho drom (1993), algo así como “Buen viaje”, de Toni Gatlif que vimos en la BibliotecaPública de Valladolid, el 23 de diciembre, con las indias llevando cántaros, con los asnos, por el desierto, vacas, cabras, gansos, caballos y también perros y los carros y tartanas.
En la India le dan a la fragua en mitad del arenal, camino de Egipto. Van marcando el tiempo, casi se diría que los gitanos hubieran creado el tiempo y fueran sus dueños: “protégete del mal de ojo con un amuleto”. En la nada del desierto, un árbol sirve de límite y el tiempo vital vuelve a brotar con la música, danza y canto. Gallos, cabellos untados, pulseras, pañuelos, abalorios y trenzas.
Desde Rajasthán a Badajoz, de la fiesta al lamento de La Caíta pasando por la oración alrededor del árbol del desierto y Turquía, Rumanía, Hungría (Transilvania toda), Eslovaquia, Alemania (un triste canto en Auschwitz-Polonia,), donde se vuelven arborícolas por momentos: “Dios nos ha condenado a ser errantes, venimos de muy lejos, de desdicha en desdicha, huimos de la miseria y el odio, vamos hacia Alemania y más que nunca se nos trata como perros” y es que el suelo está helado. Francia, con caballos y en roulottes, se dedican a la cestería y a sus cosas y, por fin, España, Badajoz, donde les tapian las puertas…
Vino el gitaneo a Europa desde los Balcanes, su casa definitiva. Trajeron y dispersaron su cultura musical de cuerda y percusión, una cultura del cuerpo, el baile. “Oh mis noches, oh mis ojos, el fuego que quema en mí, vuelve mi alma loca”. En ocasiones, parece una procesión que siguiera una estrella. Dejan señales, acampan. Llega la guitarra.
Según avanza la película documental mi intuición me dice que, sobre todo en Rumanía y Hungría, es dónde estos nómadas bohemios se hacen verdaderamente a sí mismos: violines, acordeones, flautas, percusiones, en una cabalgada frenética que hemos escuchado en las películas de Kusturica y en la música judía klezmer. “Hoja verde, un millar de hojas, aquí el tiempo de vivir volvió de nuevo, vivir en libertad, hojas verdes, flores silvestres, allí en Timisoara”, le canta el viejo con el violín al niño en uno de los cantes más hermosos de todo el documental..
Por Europa se desplazan en ferrocarril y furgonetas. “La fortuna se va y la fortuna vuelve de nuevo también”, canta la niña. Se ven las aves por el cielo en sus migraciones y los raíles del tren, un traqueteo que les acompaña. Es una experiencia visual la película con una narración difuminada entre los tracatrunes, los parampampam, el trote y el galope gitano.
El sabor final, muy potente, lo pone La Caíta en Badajoz desde el altiplano que domina la ciudad con las mujeres: “algunas noches, algunas noches, aaaayy, me muerooo de envidia, ay viendo como acaricias a tu perro”. Antes, el hipnotismo de las palmas y de los zapatos, después, y siempre, el tirintintrán, el fuego de la hoguera y el viento.
(La Tertulia Flamenca despidió el 2016 con cine, con la proyección de esta película impresionada en las palabras del amigo Paco para este blog que es el suyo. Y llega justo a tiempo para recibir el 2017. Buen viaje para tod@s).
Fuente: tiempoflamenco
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(Ap 3: Hay más que evidencias de la relación entre copla y flamenco, además de servir para nuevamente ocuparse de las derivaciones y relaciones externas del flamenco con otras manifestaciones musicales. La web flamencomagazine está realizando un trabajo altamente recomendable sobre la bulería, desde sus inicios; es en francés y por un francés sabio y cabal, Claude Worms).
Otros temas a tratar, en esta temporada o futuras, serían sobre el compás para lo que se contaría con la sapiencia del tocaor Miguel Uña, uno de los nuestros. Y entre anuncio y anuncio, con comentarios de l@s allí presentes intercalados, seguimos viendo vídeos. De La Marelu y La Susi cuando irrumpieron allá por los 70; de la tía Encarna de los Pata Negra, Raimundo y Rafael Amador, en un ejercicio de virtuosismo al meter una letra de tango por bulerías que provocó aplausos y exclamaciones apasionadas; cantiñas de Pepa de Benito, en su recuerdo; de La Negra y Lole con el tema de Om Kalsoun; y final con la familia Terremoto con María Soleá, que nos llevó al final.
No sin antes citar la última propuesta, hablar -más vale tarde que nunca- de Enrique Morente: debate asegurado.
(Ap 5: Contar con las mujeres del Secretariado Gitano de Valladolid, que en la temporada pasada no pudieron acudir tanto como quisieran y quisiéramos; es lo que tiene estar ocupadas en el cambio y ellas lo están con su labor en la Asociación de Gitanas Femenistas por la Diversidad).