Club de cine Espigador@s: Con faldas y a lo loco

En esta segunda sesión del Club de cine de esta temporada, por fin una comedia, como dice nuestra compañera Elvira, que es quien propone esta película, Con faldas y a lo loco, dirigida por Billy Wilder en 1959. Su título original en inglés es Some Like It Hot.

Este es el texto que nos ha enviado Elvira:

A estas alturas del club de cine es posible que os parezca una absoluta osadía presentar una película que todo el mundo ha visto no una sino muchas veces, pero ante el nuevo reto que nos ha propuesto Arturo sentí la necesidad de presentar una comedia, ya que es un género que yo siempre estaba reivindicando y no me parecía correcto intervenir por primera vez y traer una película de un género diferente.

Por otro lado, casi en cada curso hemos visto y analizado algún clásico, ya que siempre podemos aprender de los grandes. Ya lo dijo Trueba: «Wilder es un dios en el que creer» y yo añado que si no en todo momento, al menos cuando necesitamos reconciliarnos con la vida es el más recomendable. Así que estoy segura de que este es un buen momento para un nuevo visionado de esta película en que se juntaron tantos genios en estado de gracia. El primero, por supuesto es Wilder que con este remake consigue una de las cimas de su carrera que rematará al año siguiente con el magnífico filme «El apartamento» con el que cosecha un buen puñado de premios.

Y ¿qué decir de Marilyn? ¿Puede haber un ser de luz que supere esa belleza y ese aire sensual y cándido a la vez? Creo que todo el planeta se enamoró definitivamente de ella, si es que no lo estaba ya. En la pantalla no se trasluce la difícil relación que tuvieron el director y ella durante el rodaje, lo cual nos pone de relieve el enorme talento y profesionalidad de ambos.

 Jack Lemmon y Tony Curtis forman con ella el trío protagonista y su nivel actoral nos deja dudando de si han tocado techo y si podrán mantenerse a la altura durante más tiempo. En mi opinión, eso le sucedió a Lemmon pero creo que Curtis nunca volvió a brillar tanto.

 El travestismo es hasta cierto punto habitual en el mundo del espectáculo, pero la gracia, elegancia y torpeza con las que estos dos actores aparecen por primera vez “convertidos” en mujeres en la estación del tren son una de esas imágenes icónicas e indelebles de las que por otra parte la película está plagada. Imágenes, actuaciones musicales y frases que quedan para siempre en la memoria del espectador, como la que cierra la película de manera magistral y que está ahí, a nuestra disposición, para usarla y zanjar muchas conversaciones que parecen no tener un final.

El resto del elenco está perfectamente elegido y aporta su genio particular para contribuir a la excelencia de la obra, tendremos tiempo de hablar de todos ellos en el coloquio.

Sobre las cuestiones técnicas, espero que entre todos podamos extraer algunas buenas reflexiones, ese no es mi fuerte a pesar de haber aprendido bastante en los años que llevo perteneciendo a este selecto club.

Pero ya sabéis: Nadie es perfecto.

La película en la que estaba basada se llamaba “Fanfare d’amour” y estaba dirigida por el austríaco Richard Pottier.

Muchas gracias, Elvira. Nos va a encantar volver a verla de tu mano.

Os dejamos el enlace de la película de Filmaffinity, nuestra página de referencia de cine, para que lo podáis echar un vistazo después de ver la película:

Con faldas y a lo loco (1959) – FilmAffinity

Con Faldas y a lo loco (Billy Wilder, 1959) 119´

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 27 de noviembre de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: Arrebato

Dedicaremos la primera sesión del Club de cine 2025/2026 a una película de culto de nuestra cinematografía, Arrebato, dirigida por Iván Zulueta en 1979. Será la oportunidad de revisitar una obra que se aleja del cine convencional, reivindicada recientemente por un documental que hemos podido ver en la pasada Seminci, El último arrebato (Marta Medina, Enrique López Lavigne, 2025).

De la importancia de esta película en la historia del cine español dan cuenta los extractos de críticas de Filmaffinity, nuestra página de referencia:

«Cine que queda (…) Es «Arrebato» un instante oscuro del pesimismo. Es cine intrincado, insondable en algún punto de su torcido y tumultuoso recorrido. Y es, sobre todo, cine en carne viva, turbador, doloroso y elevado.»
Ángel Fernández Santos: Diario El País

«Nadie ni nada saldrá indemne de la experiencia más arriesgada y extrema que ha visto el cine español. La pantalla se quiebra, se deshace en un relato alucinado, inestable, vertiginoso y, pese a ello, sin fisuras. Fábula sin moraleja.»
Luis Martínez: Diario El País

«Film de culto, moderno y/o posmoderno, concebido con un presupuesto mínimo, (…) ‘Arrebato’ integra un acotado grupo de películas españolas que marcaron un antes y un después en la historia del cine.»
Gustavo Castagna: Diario Tiempo Argentino

Han pasado 46 años de su estreno, en un momento, además, muy relevante de nuestra historia reciente, pues fue cuando se celebraron las primeras elecciones generales constitucionales en España. ¿Cómo habrá envejecido? 

 

 

Arrebato (Iván Zulueta, 1979) 110’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 13 de noviembre de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: El manantial

Volvemos al cine clásico… y a Gary Cooper. Tras el reciente estreno de The brutalist (Brady Corbet, 2024), revisitaremos una película también ambientada en el mundo de la arquitectura, El manantial, dirigida por King Vidor en 1949, en plena vigencia del MRI o “Modo de Representación Institucional”, según terminología de Noël Burch, del que hemos hablado en varias ocasiones, sobre todo a propósito de Tres lanceros bengalíes (Henry Hathaway, 1935).

No es la primera película que veremos en el Club de King Vidor, pues en los primeros años disfrutamos de su obra maestra dentro del cine mudo Y el mundo marcha (The crowd, 1928), una temprana desmitificación del sueño americano y, posteriormente, de Cenizas de amor (H.M. Pulham, Esq., 1941).

Estas son algunas de sus características, que podemos repasar al final de la proyección:

  • Sección áurea o regla de los tres tercios: concepto tomado de finales del siglo XV referente a la composición de un cuadro. Las figuras principales deben centrarse en el cuadro o plano. El cuadro o plano se divide en 3 tercios horizontales y verticales y en los cuatro puntos principales debe quedar enmarcada la figura principal o aquello que tenga relevancia en el encuadre.
  • Variedad en los movimientos de cámara: travellings, panorámicas…
  • Abanico variado de angulaciones de la cámara (esto es la altura a la que se coloca la cámara con respecto al rostro del sujeto).
  • Escala de planos: Se supera el omnipresente plano general y aparecen nuevos encuadres permitiendo que la cámara se acerque cada vez más a las figuras.
  • Aumento de los decorados artificiales
  • Uso de tintados: Se tintaba la película toda de un color para indicar un estado, situación o lugar. Por ejemplo: el verde indicaba exteriores ajardinados mientras que el azul, la noche y el rojo un incendio. Más tarde se empleaban plantillas, permitiendo hacer tintados por zonas.
  • Jerarquía en la actuación: había un actor principal el cual se llevaba todo el protagonismo y se caracterizaba por una sobreactuación, y unos actores secundarios que quedaban en un segundo término y eran más naturalistas.
  • Tendencia en la actuación hacia el naturalismo, abandonando la hiperactuación a partir de 1920.
  • Avances en el montaje: Se trabaja entre montaje en continuidad (primero una acción y luego otra), montaje alternado (escenas intercaladas), montaje paralelo (dos acciones suceden a la vez) montaje analítico (dentro de una misma escena pasan de plano general a plano detalle).
  • El raccord: primero se vio el raccord apoyado, que se trata de un falso movimiento ya que se repite el mismo movimiento en distintos planos. Más tarde se empezó a desarrollar el raccord en el eje, y a continuación el raccord de dirección y de movimiento. El más tardío y más complicado es el raccord de mirada.
  • Elementos transicionales: sirven para segmentar y ordenar la obra:
    • fundido en negro: dar paso a los sueños
    • fundido encadenado: dar paso a un flashbacks
    • fundido iris: paso a otro momento narrativo; también puede dar paso a flashbacks
    • cortinilla: implica paso del tiempo
  • Para dar sentido a las acciones: utilizan el desenfoque o anamorfis (deformación de los cuerpos) para simular que el personaje se ha herido o se encuentra bajo los efectos de alguna droga. También usaban gelatina o plantillas para jugar con la imagen.
  • Elementos narrativos: en los orígenes del cine mudo encontramos como elemento por antonomasia los intertítulos y rótulos: rótulos narrativos, descriptivos y de diálogo con el fin de explicar las escenas. Una vez desarrollado el sonoro el elemento principal de narración solía ser la voz del narrador. Puede ser omnisciente y externo, un personaje…

https://es.wikipedia.org/wiki/Modos_de_representaci%C3%B3n_institucional

Aquí va un análisis estupendo de la película para leer con calma después del visionado:

https://lamanodelextranjero.com/2022/05/30/el-manantial-o-el-camino-hacia-el-absoluto/

Solo adelantar que, según su autor, en esta película podemos ver “el mejor inicio de toda la historia del cine.”

¿Será verdad? ¡Bienvenid@s a la penúltima sesión del Club!

(*Ah, muy interesante también las dos versiones del cartel de la película, el americano y el hispano. Da para un interesante debate…)

El manantial (The fountainhead, King Vidor, 1949) 114’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 12 de junio de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: ¡Empieza el espectáculo!

Ese fue el subtítulo en España de la película que veremos en esta sesión: All that jazz (Bob Fosse, 1979). Los distribuidores patrios, acostumbrados como nos tienen a cambiar a su antojo los títulos de las películas, esta vez mantuvieron el original y le añadieron una frase llamativa. Menos mal.

Es una propuesta de Carlos Tejero, que nos envía el siguiente texto:

Bob Fosse (1927-1987) es uno de los grandes coreógrafos y directores musicales de Broadway. Como bailarín no sólo actuó en Broadway sino que también lo hizo en varios musicales cinematográficos. Como director cinematográfico realizó cinco películas, dos de ellas ‘Cabaret’ (1972) y ‘All that jazz’ (1979) están consideradas dos cumbres del cine musical norteamericano, aparte de su éxito, por su aportación a la modernización del género musical.

‘All that jazz’ también conocida español como ‘Empieza el espectáculo’, ganó cuatro Oscars, la Palma de Oro de Cannes y dos premios BAFTA. La película está basada en el intenso y estresante periodo de trabajo de Bob Fosse en 1975, en el que simultáneamente montaba ‘Lenny’, su última película, y preparaba el musical ‘Chicago’ en Broadway.

El argumento narra el periodo de tiempo en el que Joe Gideon, coreógrafo y director, que está montando su última película y simultáneamente preparando un musical en Broadway, como le sucedió realmente Bob Fosse, mostrando al protagonista en cada uno de los momentos de su actividad y su relación con las personas de su entorno más cercano, así como con todas aquellas personas que intervienen en su actividad profesional. La actividad que desarrolla es frenética, al límite de su resistencia física, llegando al colapso, acabado hospitalizado por un infarto. Los médicos le recetan un periodo de estricto reposo, que no cumple y termina muriendo.

La trama incluye como escenas principales la preparación del musical, el montaje de su última película, sus problemas de salud, la hospitalización, las alucinaciones con el Ángel de la Muerte (Jessica Lange), y la despedida de la vida. Una parte de las escenas musicales se incorporan a la narración como una peripecia más de la trama, otras, las alucinaciones, siguiendo el canon clásico del musical. Las escenas musicales están montadas con planos cortos que son sincronizados con la música.

Las escenas finales de la despedida de Joe Gideon conforman la apoteosis definitiva de su vida, alcanzando el clímax de la película. Cuando Joe Gideon se da cuenta de que va a morir y comienza a imaginar lo que será las escenas culminantes de esta película: la exhortación de su hija, su novia y su exmujer para que se tome en tiempo de reposo y su despedida de la vida, de todas las personas relevantes en ella. En un espectáculo con maestro de ceremonias y cuerpo de baile incluido, Joe Gideon aparece en el escenario y se despide de cada una de estas personas al tiempo que se interpreta la canción ‘Bye, bye, life’. Al final Joe Gideon se dirije hacia el Ángel de la Muerte, que lo recibe, en un espacio luminoso y etéreo. El espectáculo ha terminado.

Con un ritmo pausado pero vibrante, el espectador se mete en la piel de este personaje ególatra y excesivo, que sacrifica a todos sus seres queridos por su obsesión creativa, alcanzando un camino de autodestrucción. ¿Podría no haberse autodestruido?

Vincent Canby, crítico norteamericano, dijo en su estreno que esta película es un turbulento despliegue de brillantez, energía, baile, confesiones a media voz, bromas internas y, especialmente, ego. Es como si Fosse nos hubiera invitado a asistir a su funeral.

it’s showtime, folks!!!

All that jazz: empieza el espectáculo (Bob Fosse, 1979) 123’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 29 de mayo de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: Más allá de los dos minutos infinitos

Retomamos nuestras sesiones del Club de cine, tras el largo paréntesis vacacional y festivo. Y lo hacemos con una nueva propuesta de Dani, que repite ante la falta de voluntari@s.

Este es el texto que ha preparado:

¿Y si pudieras ver dos minutos en el futuro? Y no solo eso, ¿y si pudieras usar esa visión para adelantarte aún más, usando un simple monitor y una pantalla de ordenador?

Esta es la premisa de Más allá de los dos minutos infinitos (2020, Junta Yamaguchi), una pequeña joya del cine japonés de ciencia ficción con alma de teatro indie. Esta película nos sumerge en la vida de un dueño de cafetería que descubre que su ordenador muestra lo que sucederá dos minutos más adelante… y ahí empieza el enredo. A pesar de su bajo presupuesto, la película logra conformar una historia compleja y sorprendente.

La ciencia ficción a menudo ha sido injustamente reducida al espectáculo visual, a naves espaciales, explosiones o futuros distópicos llenos de efectos especiales. Pero el género es mucho más que eso: es una herramienta poderosa para explorar ideas, cuestionar nuestra percepción del tiempo, de la realidad, y de nosotros mismos. Y dentro de sus muchas ramas, una de las más conocidas es la de los viajes en el tiempo.

En las últimas décadas hemos visto cómo el viaje en el tiempo ha sido tratado desde distintos ángulos: desde la aventura con Regreso al futuro (1985), pasando por enfoques más psicológicos como Doce monos (1995) o El efecto mariposa (2004), hasta propuestas más recientes como Tenet (2020), que apuestan por la espectacularidad visual.

El género atraviesa una paradoja curiosa: nunca ha sido tan popular, y sin embargo, pocas veces ha estado tan desvirtuada. En la actualidad, con la avalancha de adaptaciones de cómics y universos cinematográficos compartidos, el género ha pasado a formar parte del gran engranaje de lo comercial. Explosiones, viajes interdimensionales, amenazas planetarias… pero cada vez menos espacio para la imaginación, para la reflexión y para las ideas audaces que caracterizaban al género en sus orígenes.

La buena ficción no necesita capas, ni CGI, ni salvar el mundo. Necesita una pregunta poderosa y la valentía de explorar con coherencia. Ahí es donde la película propuesta marca la diferencia. Huye deliberadamente de los tópicos del género y propone algo mucho más íntimo, casi cotidiano: ¿qué pasaría si un tipo corriente, dueño de una cafetería, descubriera que su monitor puede mostrarle el futuro… pero solo dos minutos por delante?

La película es la ópera prima de Junta Yamaguchi, director japonés que se había especializado en la realización y montaje de vídeos corporativos y comerciales. Yamaguchi forma parte del grupo Europe Kikaku, una compañía de teatro y cine con sede en Kioto, conocida por sus obras de comedia y ciencia ficción con recursos mínimos pero mucho ingenio. Esta raíz teatral explica no sólo la contención espacial del filme, sino también su ritmo, su sentido del humor coral y la importancia de lo coreográfico. El rodaje se llevó a cabo en solo una semana, con un guión ajustado al milímetro y un equipo de actores y técnicos que ya habían trabajado juntos en teatro, lo que se nota en la fluidez y la compenetración de todo el reparto.

Yamaguchi apuesta por un cine colectivo, donde el equipo comparte una visión y trabaja como un engranaje. Esto se refleja en la película: cada entrada, cada giro de cámara, cada cruce de líneas temporales está perfectamente coordinado, no por efectos digitales, sino por el trabajo conjunto de todo el equipo.

Con esta primera película, Yamaguchi no solo se posiciona como una voz original en la ciencia ficción contemporánea, sino también como un ejemplo de cómo la colaboración artística y el ingenio pueden superar cualquier limitación presupuestaria.

La película se proyecta en un espacio casi único —una cafetería, unas escaleras y un piso superior—, la película adopta una estética que remite una y otra vez al teatro. Los personajes entran y salen de escena como si estuvieran en un escenario, y en varios momentos claves, cuando “van a la ciudad”, la cámara simplemente no los sigue. El fuera de campo, más que una carencia, se convierte en un recurso expresivo: lo que no vemos también forma parte activa de la narración.

Esta contención espacial no solo ahorra costes; refuerza la unidad de tiempo y lugar, generando una tensión constante y permitiendo que el espectador siga con claridad el entramado temporal. Al igual que en una obra teatral, lo importante no es lo que hay más allá del decorado, sino lo que ocurre dentro del pequeño mundo que se ha creado. El espacio cerrado permite además una puesta en escena extremadamente coreografiada: entradas y salidas sincronizadas, diálogos que se superponen en el tiempo, personajes que interactúan consigo mismos en bucles cuidadosamente construidos.

En este sentido, la película demuestra que la narrativa puede expandirse sin necesidad de mover la cámara, y que el cine, incluso cuando es estático, puede ser dinámico si está bien pensado.

Aunque Más allá de los dos minutos infinitos es, en apariencia, una comedia ligera, su trasfondo emocional es más complejo de lo que parece. Bajo la superficie de bucles y juegos temporales, late una historia de deseos íntimos, sentimientos contenidos y relaciones no resueltas. La película no solo plantea “qué pasará dentro de dos minutos”, sino también “qué pasaría si me atreviera a decir lo que siento”, “si pudiera dar un paso más”, o “si supiera qué piensa realmente el otro”.

En el cine japonés, el tiempo suele verse no como algo que deba manipularse, sino como una corriente que se observa con respeto. Frente a muchas películas occidentales sobre viajes temporales, donde el protagonista busca cambiar su destino, aquí los personajes parecen más bien jugar con las posibilidades sin perder de vista que el tiempo sigue adelante, inexorable. En lugar de grandes tragedias o paradojas, lo que se pone en juego es algo más cotidiano y humano: el miedo a actuar, el deseo de conectar, el dolor de lo no dicho.

Por eso el título es tan sugerente: Más allá de los dos minutos infinitos no solo alude al truco visual o narrativo, sino también a ese anhelo de ir más allá del presente inmediato, de romper la barrera entre lo que se siente y lo que se expresa. El amor, la amistad o la inseguridad de los personajes aparecen siempre en segundo plano, pero dan profundidad a sus decisiones y reacciones.

Además, como es habitual en muchas narrativas japonesas, hay una contención emocional muy marcada. La tristeza, la frustración o el cariño no se expresan con grandes gestos, sino con silencios, miradas o gestos mínimos. Esto puede resultar distante para el espectador español, más acostumbrado a la expresividad abierta, pero forma parte de una sensibilidad distinta, donde lo sutil es lo más profundo, lo esencial es invisible a los ojos.

Esperamos que podáis acudir y disfrutemos juntos. 

Más allá de los dos minutos infinitos (Junta Yamaguchi. 2020) 70’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 15 de mayo de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: Tres lanceros bengalíes

Terminamos el trimestre con un clásico que nos presentará Antonio: Tres lanceros bengalíes (The Lives of a Bengal Lancer, 1935), una de las mejores películas de Henry Hathaway, director en activo desde los años 30 hasta los 70, y que cuenta en su haber con películas de todos los géneros, desde los westerns de sus inicios (y que cultivó siempre) hasta el melodrama, pasando por películas de aventuras, de época, bélicas o policiacas.

Aprovecharemos para dar un repaso al Modo de representación institucional (MRI), típico del cine clásico (según terminología establecida por Noël Burch en El tragaluz del infinito, 1987), que llegaría a su apogeo en la década siguiente, evolución del Modo de representación primitivo (MRP), típico de los inicios del cine.

https://es.wikipedia.org/wiki/Modos_de_representaci%C3%B3n_institucional

https://es.wikipedia.org/wiki/Modo_de_representaci%C3%B3n_primitivo#:~:text=El%20Modo%20de%20Representaci%C3%B3n%20Primitivo,durante%20el%20nacimiento%20del%20cine.

https://www.analisisfilmico.uji.es/web/modo-de-representacion-institucional-m-r-i/

Tendremos la fortuna de contar con Antonio y con Gary Cooper para echarnos una mano, de modo que la despedida del trimestre promete.

Tres lanceros bengalíes (Henry Hathaway, 1935) 109′

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 3 de abril de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: La vida útil

La sesión de este jueves será un tanto especial. Nos acompañará José Pinar Fernández, fundador y gestor de los cines Groucho de Santander (que toman su nombre de su homónimo vallisoletano) hasta hace unos meses, para presentarnos su libro Cine Groucho. Veinte años de cine de autor en Santander (2004-2024).

En palabras de su artífice, “este libro es un intento de acercamiento a lo que ha sido poner en marcha esta idea de negocio e intentar mantenerla durante veinte años con sus tribulaciones y alguna anécdota. Y sobre todo intentando defender a los cineastas y al cine de estos autores en su estreno en la ciudad de Santander.”

La obra se lee de un tirón y, aunque una parte se centra en el propio cine Groucho de Santander, se analizan también la evolución de las salas de cine en España durante las dos últimas décadas (cierres, aperturas en centros comerciales…), del público que asiste a las mismas, y los directores de cine independiente más destacados.

La presentación del libro irá complementada con la proyección de la película uruguaya La vida útil (Federico Veiroj, 2010), que formó parte del ciclo XX Aniversario Cine Groucho: las salas de cine en el cine (agosto 2024), título que ya nos da una idea del argumento del filme.

https://cinesgroucho.es/ciclo-xx-aniversario-cine-groucho-las-salas-de-cine-en-el-cine-del-23-al-29-de-agosto/

“¿Hasta qué punto es útil una vida dedicada a cualquier oficio y en especial a Carlos y su cinefilia? Este concepto, bastante sencillo, es la idea brillante de la cinefilia que poseen una gran mayoría de los mortales. Entro al cine no sólo para encontrar y encontrarme con ¿la vida?, sino que el cine o la vida (o viceversa) proporciona soledades acompañadas.

Sin embargo, y tomando como punto de partida a Lacan, el cine posee estructuras de fascinación suficientemente fuertes como para permitir pérdidas temporales del ego y simultáneamente reforzarlo. En el fondo creo que esto fue lo que le sucedió al protagonista del film.

Pero más allá de esta lectura, la película uruguaya deja la sensación de que los habitantes de las salas de cine siempre estarán buscando ese rincón de emociones. Y es que la escopofilia (instinto compulsivo hacia la contemplación placentera, estudiado por Freud), es así.”

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia), tomada de Filmaffinity.

Allá va otra crítica: https://cinedivergente.com/la-vida-util/

La vida útil (Federico Veiroj, 2010) 67′

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 27 de marzo de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: Mi dulce pueblecito

Hoy toca el turno al cine checo, concretamente a Jiří Menzel, uno de los directores más conocidos de la llamada Nová Vlna (Nueva Ola), movimiento cinematográfico que surgió en la antigua Checoslovaquia durante los años previos a la primavera de Praga, corriente a la que también pertenecieron Milos Forman o Věra Chytilová, por citar a dos de sus representantes más famosos.

En nuestro Club ya vimos hace años Trenes rigurosamente vigilados, basada en la novela de Bohumil Hrabal, con la que ganó el Óscar a Mejor Película Extranjera en 1966.

Menzel es un viejo conocido de nuestra SEMINCI, donde ha presentado, aparte de la película que vamos a ver en esta sesión, sus películas posteriores, El fin de los buenos tiempos (1989), con la que ganó el premio a la mejor fotografía, y Alondras en un hilo (1969/1990).

Nuestro compañero Germán Arregui ha sido el responsable de la elección, y estas son sus razones:

“He elegido “Mi dulce pueblecito” por ser una película muy representativa de Menzel, una de las muchas que hizo de ambiente costumbrista rural. En ella, aúna la sencillez, la ternura y el humor.

         Filma la vida cotidiana en una comunidad cercana a Praga en una época en que Checoslovaquia está todavía sometida a la dominación soviética, tras fracasar la Primavera de Praga. Pero no es una película política. Es una película de personajes, ni buenos ni malos, que se hacen querer y algunos son entrañables.

         Como he leído en alguna crítica, es una película completamente trascendental dentro de su intrascendencia.

Espero que, a los que no la han visto, les guste.”

Mi dulce pueblecito (Vesnicko ma strediskova, Jiří Menzel, 1985) 98’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 6 de marzo de 2025, 19:00h

 

Club de cine Espigador@s: Mi tío

Aunque parezca mentira, en todos los años que llevamos del Club de cine todavía no habíamos visto ninguna película de Jacques Tati. Menos mal que nuestra compañera Carmen ha puesto remedio a tan clamoroso olvido.

Veremos Mi tío, donde Tati retoma su personaje más famoso, monsieur Hulot (protagonista de su filme anterior, Las vacaciones del señor Hulot (1953)), que interpretará en sus películas posteriores y que se ha convertido en un icono de la historia del cine.

Curiosamente, Mi tío se estrenó en el año 1958, el mismo en que lo hizo Sed de mal (Orson Welles), que vimos en la sesión anterior.

Carmen nos explicará en vivo y en directo las razones de su elección.

Mi tío (Mon oncle, Jacques Tati, 1958) 120’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 20 de febrero de 2025, 19:00h

Club de cine Espigador@s: Sed de mal

Hoy le toca el turno a un clásico, y nos estamos refiriendo tanto al director como al filme que vamos a ver en nuestro Club de Cine. Se trata de Orson Welles (convertido hoy en clásico, todo lo contrario de su intención y su consideración cuando rodó sus películas) y de una de sus películas más famosas, especialmente por el plano secuencia con el que comienza.

Ya vimos hace unos años su ópera prima, Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), considerada tradicionalmente una de las mejores, si no la mejor película de la historia del cine, en el curso que dedicamos a los homenajes que hacía Woody Allen a sus pelis favoritas en Rifkin’s Festival (2020).

Quien ha elegido la película es nuestro compañero Jaime y estas son sus razones:

“He elegido Touch of evil (“un toque de maldad”, título que encuentro mucho más sugerente que “Sed de mal”, como se llamó en España) en primer lugar porque es un clásico hecho en Hollywood, la fábrica de sueños que, lo queramos o no, conforma buena parte de la visión del mundo en general y la del amante del cine en particular. De hecho, pertenece al género más genuinamente americano del cine, exceptuando al western: el cine negro, noir, con sus historias sórdidas de detectives y criminales.

En segundo lugar porque, a pesar de ser un clásico, nada a contracorriente. Empezando por sus personajes, arquetípicos pero que chocan con alguna de las convenciones del género -el policía mejicano íntegro frente al corrupto estadounidense, el mafioso inepto, la esposa del policía ingenua pero valiente-; siguiendo por su despliegue visual y sonoro, bien presente desde el plano secuencia inicial, tema que hemos tratado mucho en este club; y terminando por el barroquismo de la puesta en escena y la historia, en la que la verdad siempre parece que se nos escapa en medio de un decorado expresionista de decadencia y corrupción.

Y en tercer lugar por la fuerza de la historia, que Welles tomó de una mediocre novela Pulp y convirtió en una tragedia shakespeariana, en la que los personajes se ven abocados a un final que parece inexorable. Fuerza que se apoya en el complejo personaje que construye Orson Welles, el auténtico protagonista de la historia, repugnante pero obsesionado por la justicia y con un, se intuye, complejo pasado.”

¡Nos vemos esta tarde!

Sed de mal (Touch of Evil, Orson Welles, 1958) 108’

Auditorio de la Biblioteca Pública de Valladolid, jueves 6 de febrero de 2025, 19:00h