Tertulia flamenca. La guitarra: los patriarcas

«La escuela primitiva o antigua es muy de pulgar, rasgueos sencillos, alguna falsetita, con un punteo muy bajo, que se empieza en lo que se llama tirar para arriba, ir de la zona aguda a la grave, de la prima a la sexta».
Continuamos la charla de Faustino Dueñas, guitarrista y aficionado flamenco vallisoletano, sobre la guitarra flamenca en la Tertulia Flamenca de la Biblioteca Pública de Valladolid, y algunos de sus primeros y más señalados protagonistas.
El Maestro Patiño, a quien se atribuye la incorporación de la cejilla al flamenco, «para así mejor coger el tono del cantaor;» Juan Gandulla; Manolo de Huelva, «sentido del ritmo, del compás enorme; a todos los de Jerez les gusta mucho»; Miguel Borrull hijo; Javier Molina, «quien va marcar, con ciertas reservas, la escuela jerezana del toque. Los Morao fueron alumnos de este hombre -vivió cerca de 100 años- de formación musical bastante sólida, hacía dúos de guitarra, pasaba óperas, operetas, zarzuelas a la guitarra. Su falseta por seguiriyas se sigue tocando».
Una nueva escuela: Ramón Montoya. «Por entonces, los tocaores ya usan casi todas las técnicas actuales, los trémolos, arpegios, sonidos armónicos, utilizan todo el diapasón de arriba abajo –se solía utilizar sólo cinco trastes, era raro que se pasase del cuarto para abajo-, con Montoya se marca el inicio de la guitarra actual… Su padre era de Medina de Rioseco (Valladolid) y su madre de Fregenal de la Sierra (Badajoz)… Su toque no era nada gitano, le gustaba un toque dulce, ideal para Chacón, con el que formó una de las grandes parejas del cante y el toque… Te podía hacer llorar… fue el primero en grabar un disco en solitario, para una casa francesa… su guitarra se llamaba La Leona… estoy convencido que tenía, también, una formación clásica…».

Ramón Montoya

Ramón Montoya

«¿Cómo hubiera sido el cante sin la guitarra?, ¿Camarón habría sido lo mismo sin Paco de Lucía, y viceversa? Montoya si no hubiera tenido a Chacón, ¿cómo habría sido?, y al revés, lo mismo… La guitarra y el cante no se pueden entender por separado… No es que la guitarra esté supeditada al cante… La guitarra más completa es la de acompañar…». Faustino opinaba, respondía a algunas preguntas de los presentes, mientras proseguía su charla citando nombres de tocaores históricos. Como Perico el del Lunar, padre.
«No dejó escuela, salvo su hijo. Con él empiezan las grabaciones en microsurco. La importancia de este hombre está en su gran afición al flamenco, además era un buen cantaor; siempre luchó para que el cante no se pierda. La caña que conocemos, la de Rafael Romero, se la enseñó él; y se le debe la Antología Flamenca de Hispavox (1954), con todos los cantaores más representativos y todos los cantes (el de la Matrona, Bernardo de los Lobitos, Jacinto Almadén, Roque Montoya, el Sernita…). Es algo tenemos que agradecérselo todos los aficionados, hay quien dice que es como el Antiguo Testamento. Tenía una gran técnica, sin trémolos, ni cosas de esas, pero tenía una justeza de toque, un gran sentido de la música para acompañar. Empezó con Chacón, que le cogió en su última época, y si cogió al del Lunar por algo sería».

Niño Ricardo

Niño Ricardo

Niño Ricardo, «que creará escuela; después de Montoya uno de los guitarristas más influyentes. Su fuerte era el acompañamiento tanto del cante como del baile; cambia algunas formas clásicas de Montoya, introduce arpegios nuevos, muy personales. Es una de las principales referencias para Paco de Lucía, dicho por él Estamos casi en la guitarra actual».
Diego del Gastor: «Va a marcar un estilo, el de Morón, con bastantes seguidores, sobre todo de Estados Unidos, y algunos detractores, no sé por qué. Personaje singular, estudió con el guitarrista Pepe Naranjo, y dice que se iba detrás del Niño Ricardo, pero tocaba como le daba la gana, y muy bien, por cierto. Toca a cuerda pelá, dar una nota solo; con un sentido del ritmo muy suyo, diferente del resto… acompañaba bastante bien, aunque no lo  hizo mucho, no entró del todo en el mundillo profesional, decía que tenía medios vivir y por eso tocaba cuando quería. Y hacía bien. La sintonía de Rito y Geografía del Cante es una falseta suya».
Inciso: «Los de la escuela catalana acompañan imitando al piano, no usan prácticamente rasgueos, hacen mucho arpegio, melodías (Ramón Caro, por ejemplo). El rasgueo es como el alma flamenca, si se lo quitas al flamenco es como si le quitas el arroz a una paella».
Con unas palabras dedicadas a Esteban de Sanlúcar -«apoyó las primeras grabaciones de Antonio Mairena; su forma de tocar tiene elementos del folklore andaluz, que lleva al campo flamenco, como los panaderos, que popularizó Paco de Lucía«-, la charla llegó a su fin. El tiempo disponible dejó en el aire otros nombres: Melchor de Marchena, Luis Maravilla, Pepe Martínez… y Sabicas. Sobre los que se volverá, tal fue el compromiso con Faustino Dueñas, quien a un@s introdujo, a otr@s recordó el mundo de la guitarra flamenca: «Su dialéctica es sentimental, conmueve o no, pero no tiene que convencer», escribieron los hermanos Caba Landa, allá por principios de los años 30 del siglo pasado, cuando la sonanta pasa a formar, o ya era, parte de la creación del flamenco.
Un libro: La guitarra. Historia, estudios y aportaciones al arte flamenco, de Manuel Cano (Universidad de Córdoba, 1986).
La próxima cita del Club Flamenco, el día 22 de este mes; el asunto a tratar: historia social del flamenco.

Tertulia flamenca. La guitarra

Daba comienzo una nueva reunión de la Tertulia Flamenca, en la Biblioteca Pública de Valladolid, con un recuerdo a Pascual Cordero, presidente de la Peña la Siguiriya, fallecido días atrás. Pocos han sido los conferenciantes que han pasado por el Club, al estar pensado éste como un foro de reunión, de participación. Pascual fue uno de ellos y nos habló sobre el flamenco y los flamencos de y en esta ciudad; otro, fue Pedro Sanz y su saber sobre los cantes mineros. Y el viernes pasado, Faustino Dueñas,para hablar de la guitarra flamenca.

Faustino-Duenas

Faustino Dueñas

Faustino es uno de nuestros reputados tocaores, un veterano aficionado con mucho saber a sus espaldas y mucho toque en sus dedos. Hombre templado, es miembro de la Tertulia Medinense, de su localidad natal Medina del Campo (en un aparte, nos contó que, además de organizar durante 35 años la Muestra Flamenca en su ciudad, la Tertulia organizó la segunda misa flamenca que se realizó en España, tras la de Sevilla en 1968, aquella que tuvo a Antonio Mairena, Luis Caballero y Naranjito de Triana como protagonistas).

Portada del cd

Portada del cd del Club sobre la guitarra, obra de Daniel Villalobos.

La charla de Faustino Dueñas se centró en los comienzos de la guitarra flamenca hasta su asentamiento definitivo -pero no final- con Sabicas como cierre de esta primera, extensa y fecunda etapa en el hacerse del toque flamenco.

Para empezar, la guitarra como instrumento, «que sigue en evolución», apuntó Faustino, y sus constructores, pues, «como me dijo uno de los Hermanos Conde, las hacemos los guitarreros y los guitarristas las acaban». Antonio de Torres, natural de Almería, es la primera referencia conocida como constructor de guitarras flamencas; luego, Francisco Tárrega y el primero de la saga de los Ramírez, de Madrid, quien termina por asentarla.

«La guitarra flamenca viene de la barroca, mucho más estrecha, así como de instrumentos anteriores que se basan en una caja de resonancia y unas cuerdas, como la guitarra latina y la morisca -citadas en las cantigas de Alfonso X-; la morisca va a tener mucha importancia en lo que será la flamenca. La latina era más de pulsar, de punteo; la morisca, que viene del laúd, de rasguear; y la flamenca se distingue por el rasgueo», prosiguió Dueñas, quien no se olvidó de citar a Ziryab e incluso ofrecer un apunte mitológico sobre la creación de la guitarra, con el dios Mercurio como creador (“hizo la primera guitarra del cóncavo de un animal llamado tortuga, consumiendo los interiores de esta y quedando sólo los nervios tirantes”).

Guitarra latina (izq) y morisca, en las Cantigas de Alfonso X.

Guitarra latina (izq) y morisca, en las Cantigas de Alfonso X.

 Situándonos ya en el siglo XIX, encontramos dos formas de tocar, «el toque de punteo, que se llamaba ‘tocar por lo fino’, y el de rasgueo o ‘tocar a lo barbero’, y con el que se asociaba al flamenco de aquellos principios, que era más de acompañar al cante o al baile». Y como sucede en la vida y en el arte, uno y otro se miran, se copian. Así surge la llamada ‘generación perdida’, con nombres como Francisco el Murciano y Julián Arcas, señalado como uno de los precedentes del toque flamenco, «le imitarán todos», los de la época.

Julián Arcas.

Julián Arcas.

Arcas, ‘tocaor fino’, armoniza a los ‘barberos’ o primeros tocaores flamencos que había escuchado, e “improvisaba variantes en el acompañamiento de rondeñas, malagueñas, fandangos, jotas…”.

(Un libro: El guitarrista Julián Arcas (1832-1882). Una biografía documental. Instituto de Estudios Almerienses. 2003).

Toca parar aquí, por hoy, en la charla de Faustino Dueñas sobre la guitarra flamenca (si en lo vertido en esta entrada del blog hubiera algún dato erróneo, sería atribuible a nosotros), y escuchar el primer tema de los varios que sonaron en el Club Flamenco, seleccionados por el conferenciante y reunidos en el cd que se entregó a l@s asistentes. Y ese primer tema es la Soleá de Julián Arcas, interpretada por Alfredo Mesa:

Continuaremos con Javier Molina, Ramón Montoya, Manolo de Huelva, Perico el del Lunar, Niño Ricardo, Diego del Gastor, Melchor de Marchena, Luis Maravilla, Sabicas… gigantes del toque («Ahora se graba con una claqueta, un metrónomo, sin ruido, con lo cual es muy fácil llevar el compás, pero llevarlo sin ninguna referencia salvo tu propio compás interno, el que le tenga, o con unas palmas, hay que ser…». A estas palabras de Faustino, añadimos un enlace con dos entrevistas a Montoya y Molina -para aliviar la espera, por si se hace larga-, aquí).

Más información en Tiempo Flamenco

Tertulia flamenca. La guitarra

El próximo viernes 8 la Tertulia flamenca de la biblioteca, dedicada en esta ocasión a la guitarra, contará con  la colaboración de uno de los mayores conocedores y mejores interpretes Faustino Dueñas.

Queremos desde aquí también  sumarnos al duelo por el reciente fallecimiento de un gran aficionado y buen amigo Pascual Cordero presidente de la Peña la Siguiriya que apenas hace unos meses compartía con nosotros su experiencia y su conocimiento del flamenco en nuestra tierra.

Tertulia flamenca: el festival

El Festival de Las Minas nació de la indignación. De un reproche realizado por parte de quien menos se esperaba. Aquella indignación -y lo que es poco habitual, y menos en estos tiempos- fue atendida. Desde entonces, el Festival se ha hecho Internacional, se ha convertido «en un camino de peregrinación para muchos amantes de este Arte».
La nueva cita del Club Flamenco, de la Biblioteca Pública de Valladolid, volvía a la sierra minera de Murcia, a La Unión, a los cantes mineros. Volvía Pedro Sanz, este pasado viernes, a tomar la palabra para contar a l@s asistentes datos, historias, anécdotas de los 52 años de existencia del Festival Internacional del Cante de Las Minas -este año cumple su edición 53-, «fundamental  para recuperar los aspectos formales y musicales de los cantes mineros» y ser un referente mundial en el mundo del flamenco (A la entrada del salón de actos de la Biblioteca, donde se reune la Tertulia, un cartel anuncia el regreso del Café del Sur, y con un recital de flamenco y poesía con Alberto Pascual (cante), Dani Campos (guitarra) y Jorge Múrtula (poemas). Este sábado, día 2, a partir de las diez de la noche).revistala union
Empezó la charla con una proyección del vídeo conmemorativo de los 50 años del Festival, Luces en la mina. Sirvió como repaso a la anterior charla de Pedro sobre los cantes mineros, sobre el lugar donde surgieron y las personas que en él vivieron y trabajaron (Juan ‘El Menúo’, minero); así como conocer algunos de sus protagonistas, claves, en la historia del Certamen unionense.
Pedro Sanz se emocionó con las imágenes («perdonad, si hablo más con el corazón que con la cabeza»). Tal ha sido, es la relación del vallisoletano con el Festival, y con el flamenco.
Sabemos, así lo ha contado en persona y en entrevistas, que durante años uno de sus sueños era acudir a La Unión. Y cuando por fin pudo lograrlo, hacia mediados de los 90, fue acogido por las gentes de allí como uno de los suyos (y no es el único caso como recordó en su charla: «Hay mucha gente que no está domiciliada en La Unión y siempre está dispuesta a ayudar. Hasta poniendo dinero»).jornadas
Luego, Pedro traería a esta ciudad, la suya, una parte del Festival al organizar las Jornadas Flamencas ‘Ciudad de Valladolid’, cuya programación no sólo acoge una de las pruebas selectivas al concurso minero, sino que cuenta con el apoyo del Certamen en las distintas actividades de su programación.
Pedro Sanz ha sido distinguido con el Carburo de Oro y forma parte de la organización del Festival de Las Minas. Lo cual propicia que disponga de una información privilegiada, que puso a disposición de la Tertulia Flamenca; completada con testimonios de sus encuentros, amistad con personas de La Unión y de su Festival.

Pedro y Morente, en La Unión (Foto: F. Marín).

Pedro y Morente, en La Unión (Foto: F. Marín).

Gracias a esto pudimos escuchar una grabación inédita, en directo, de Camarón de la Isla del recital que diera en 1989. Un taranto estremecedor. O unas bulerías de El Pele.

Como bien dijo al inicio de su charla, «hoy va a haber sorpresas». Una de ellas, una cinta donde Pencho Cros canta unas mineras a un chaval, recién licenciado de la mili, llamado Miguel Poveda en el año que obtuvo la Lámpara Minera.
Y como creemos interesante lo expuesto, lo contado por Pedro traeremos a este blog buena parte de su charla. Como quién fue ese personaje cuya indignación puso en marcha el nacimiento del Festival de Las Minas.
No dejen de visitar el blog  Tiempo flamenco .

Tertulia flamenca: cantes de las minas

«Mi objetivo era que supierais que los cantes mineros tienen una procedencia, unas circunstancias muy especiales Al que mejor le oí definir los cantes mineros fue al Alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que dijo, en el pregón del año 1983 en el Festival de Las Minas: ‘Son los cantes del trabajo’. Ahora las minas se han convertido en parques temáticos, en alguna se ha hecho hasta un desfile de moda, y también ha bajado algún cantaor o cantaora a cantar. Pero si vas por la sierra de Cartagena-La Unión hay ventas y alguna taberna donde puedes encontrar a alguien echándose un cante por mineras, como este que dice:

Los mineros son leones

que bajan enjaulados.

Trabajan en peñones,

allí mueren sepultados

dándole al rico millones«.

Con estas letras, Pedro Sanz dio por concluida su charla sobre tarantos, tarantas, mineras, cartageneras… los cantes libres, el pasado viernes día 8 en la Tertulia Flamenca, de la Biblioteca Pública de Valladolid (charla que hemos ofrecido, en casi su totalidad, en este blog. Ver etiqueta: cantes mineros).

La cita se abrió con imágenes de la serie de tv, Rito y Geografía del Cante, dedicada a los cantes mineros (la tienen en la Biblioteca), y se escucharon grabaciones antiguas de Chacón, Manuel Torre, Cojo de Málaga, a las que hay que añadir otras -por ejemplo: Manuel el Sevillano, una cartagenera de 1899; Escacena, una taranta de 1908- incluidas en el cd que se entregó como complemento sonoro del tema a tratar, junto a las de cantaor@s más recientes: Pencho Cros, Antonio Piñana, Encarnación Fernández, Miguel Poveda, El Rampa, Cobitos, Mayte Martín, Manolo Romero, Josele de Linares o Curro Piñana.

PortadaPepe

«Un lujo», resumió con acierto Quique el parecer de l@s presentes sobre lo expuesto por Pedro, «con una cantidad de datos, de primera mano, difíciles de obtener». Miguel apuntó que las primeras referencias a los cantes mineros de los que se tiene conocimiento daten de 1840, fecha coincidente con la seguiriya de El Planeta.

Un  asunto aportó debate, la presencia o no presencia gitana en los cantes mineros. «No le meten mano los gitanos a estos cantes, lo más que llegan es al taranto. Manuel Torre fue uno de ellos»… «Sí, la mayoría son payos, pero hay están Chocolate y Camarón, al que le gustaban mucho y quedó sin grabar ese disco suyo, y está documentado, dedicado exclusivamente a los cantes de las minas»… «Hubo gitanos, pocos, obligados por ley a trabajar en las minas de Almadén y en los astilleros de Cartagena hacia mediados del siglo XVIII; al ser un pueblo que no mira atrás, que no se deja hundir por el pasado como los gachós, su alejamiento de los cantes mineros tal vez sea por los recuerdos vergonzosos, deshonrosos que les traen»… «dicen que estos cantes les dan mal fario»… «es por su falta de compás, por sus dificultades, hay que tener grandes cualidades para cantarlos»…

libro

Se habló sobre las condiciones de trabajo de los mineros (la época de los ‘vales’, los partidiarios: formas salvajes de explotación patronal. Quique evocó la Cantata de Santa María de Iquique, del grupo chileno Quilapayún, sobre un sangrante episodio de lucha minera; Miguel apuntó un libro, La Mina, de Armando López Salinas).pencho cros

Para terminar, Pedro hizo un especial hincapié en Pencho Cros: «Un hombre auténtico. Renunció a fuertes cantidades para ir en espectáculos de Juanito Valderrama, La Paquera, Rafael Farina. Y tenía once hijos. Él era un hombre que quería vivir en su pueblo (La Unión); estaba muy a gusto en la bodega de Lloret o en otras, con sus amigos, con los estudiantes. Y se podía tirar un día entero cantando. Hay tres estilos de minera, la de Piñana, la de Encarnación y la de Cros, que es, ahora mismo, la que más se canta. Esa forma que tenía de cantar el maestro Pencho, ¿era por su comportamiento en la mina?».

Este viernes nueva cita en la Biblioteca dedicada al Festival Internacional del Cante de Las Minas. Algo más que un certamen de cantes mineros, de hecho es una de las citas más importantes del mundo flamenco y su concurso el más respetado. Y Pedro prometió una serie de sorpresas, de documentos sonoros inéditos, incluso para La Unión.

Tertulia flamenca. Cantes mineros

Este viernes, 8 de febrero, hay cita con el Club Flamenco en la Biblioteca Pública de Valladolid. El tema a abordar son los cantes mineros, los cantes de Levante; con un añadido, dentro de 15 días, centrado en el Festival Internacional del Cante de Las Minas, conservador y difusor de dichos palos flamencos.

Pedro Sanz, responsable de la coordinación de las Jornadas Flamencas ‘Ciudad de Valladolid’ -tan relacionadas con el Festival de La Unión-, se encargará de introducir a l@s asistentes de la Tertulia Flamenca en la historia y conocimiento de los cantes mineros, y del festival minero.

Desde este blog aprovecharemos lo dicho en estas charlas, y dar especial protagonismo a estos estilos flamencos en varias de las próximas entradas.

Para empezar, ofrecemos un listado de libros relacionados con el tema a tratar en el Club Flamenco:

clamaba_un_minero_asi

Andrés Barceló Arneo: Cartageneras. Artículos, Canciones, Tangos, Carceleras y Cantares Originales y Populares. Imprenta Briasco (Cartagena, Murcia. 1920).

Luis Díaz Martínez: Marín, Castillo, El Minero. Los tres puntales del trovo. Edición de autor (Murcia. 1977); Vida del Trovero Cstillo. Arráez Editores (Almería. 1994. Redición revisada de la 1ª de 1972).

Ana María Díaz Olaya: Minería, flamenco y cafés cantantes en Linares (1869-1918). Signatura Ediciones (Sevilla. 2008).

Pedro Fernández Riquelme: Los orígenes del cante de las minas. Guía crítica a través de la discografía y los textos. Ed. Infides (Murcia. 2008).

Génesis García Gómez: Cante flamenco, cante minero. Una interpretación sociocultural. Ed Anthropos (Barcelona. 1993).

José Gelardo Navarro: Las claras del día. El flamenco en la ciudad de Murcia a finales del XIX. Historia y Crónicas. Ed Nausícäa (2003); Con el flamenco llegó el escándalo. Cartagena-La Unión. Siglo XIX. Ed. Azarbe (Murcia. 2006); El Rojo el Alpargatero, flamenco. Ed Almuzara (Murcia. 2007).

José Manrique López y Diego Alba Villagrán: Los cantes de La Unión y Cartagena. Ed. Casa Regional de Murcia y Albacete (Barcelona. 1978).

Antonio Merino Fernández: Luna de Plomo. Recuerdos de un minero. Ed. Caja Rural de Jaén (2009).

José Luis García Navarro e Ino Aki: Cantes de las minas. Ediciones La Posada (Córdoba. 1989).

Antonio Parra: Don Antonio Piñana, una voluntad flamenca. Ed. Nausícäa (Murcia. 2002).antoniopinana

Juan Ruipérez Vera: Historia de los Cantes de Cartagena y La Unión. Ed Corbalán (Cartagena, Murcia. 2005).

Asensio Sáez García: Libro de La Unión. Biografía de una ciudad alucinante. Ed. Ayto, de La Unión (1957); La Unión. Aproximación a su Etnología. Ed Ayto. La Unión (1988); Crónicas del Festival Internacional del Cante de Las Minas. La Unión 1961-2001 (ampliado hasta el 2008 junto a José Alfonso Pérez) Ed Ayto. de La Unión (2001., 2008).

Andrés Salom Amengual: Los cantes libres y de Levante. Ed Biblioteca Básica Murciana (1982).

Sebastián Serrano Segovia: Marín, rey del trovo. Ed. Ministerio de Cultura (Madrid. 1980).

Varios Autores: Pencho Cros. Torre de penas y coplas. Ed. Ayto. de La Unión (2008).

María Jesús Villar Martínez: Pencho Cros. El regalo de una voz (Ayto. de la Unión. 2006).

Pencho Cros: Letras de Cante. La Carpeta de Pencho Cros. Festival de La Unión (1989).

Rogelio Mouzo Pagán: ‘El Minero’ Manuel García Tortosa. Troveros de la Tierra (Consejería Cultura Murcia. 1996).
Cristina Cruces Roldán: Clamaba un minero así… Identidades sociales y trabajo en los cantes mineros. Universidad de Murcia-Ayto de La Unión (1993).
Francisco Hidalgo: Cante de Las Minas. Notas a pie del festival. Ediciones Carena (2008).

Otros títulos y autores podrían añadirse a la lista, al formar estos cantes parte de la historia del flamenco y del hacer de much@s cantaores y cantaoras tal y como se da cuenta de ello en las biografías de Manuel Escacena, El Cojo de Málaga, Manuel Vallejo, Niño de Marchena, Juan Varea, Rafael Romero, Manuel Torre, Niña de los Peines, Pepe el de la Matrona o Antonio el Chaqueta, entre otros, incluso en la de Antonio Mairena, aunque sea por no citarlos -los cantes de Levante crean un agujero en su tésis del cante gitano-, pero sobre en la de dos cantaores: D. Antonio Chacón Vida y cante de Don Antonio Chacón, de José Blas Vega. Ed. Cinterco. Madrid. 1990- y Juanito Valderrama Mi vida y el cante, de Antonio Murciano y Juan Valderrama. Dip. Prov. Jaén. 1994-. El primero les dará como carta de naturaleza dentro del flamenco; el segundo, decisivo en la creación del Festival de Las Minas.

Gracias a quienes ya saben y Fundación Cante de Las Minas en la elaboración de la bibliografía. Y para ir entrando en ambiente:

Si te interesa el tema puedes consultar el siguiente enlace donde  nos cuenta su autor los orígenes, la consolidación, renacimiento y triunfo del cante minero:

http://tiempoflamenco.blogspot.com.es/

Tertulia flamenca: Andanadas jaleosas

¡Barahunda! ¡Zarabanda! ¡Zapatiesta! ¡Alboroto! Edgar Neville estaría contento ante la reacción suscitada por su película, Duende y misterio del flamenco, entre los asistentes a la Tertulia Flamenca. El salón de actos de la Biblioteca Pública de Valladolid donde el pasado viernes se proyectó -en una versión subtitulada en inglés (fue difícil conseguir una copia. Y es que no se reedita)- hirvió de pasión. De pasión flamenca.
Provocó una reacción que sólo puede ocurrir entre las gentes de este país, el país del flamenco. Todos hablando a la vez, elevando voces, conversaciones por grupos, ¡fuego cruzado!, mantenimiento numantino de las opiniones, réplicas y contrarréplicas, y risas también. Mucha pasión.duendeymisteriodelflamenco_puertosantamaria

Todo empezó con aplausos al término de la proyección. No era para menos tras ver el baile por martinete de Antonio (una película no es nada sin un buen final; como los conciertos). A continuación, las primeras opiniones a favor y no tanto: «Yo la encuentro un poco folklórica y no colabora a aclararnos. Creo que hace buena la peli de Saura, Flamenco. Flamenco-Carlos-Saura

Y es que Neville -ya sabemos de qué pie cojeaba-, ve el flamenco desde arriba». «Yo creo que es una película digna, para su tiempo. A lo mejor, el error está en el propio título de la película. Pero en ese momento lanza, a través del cine, el flamenco a un nivel de conocimiento general en España y, posiblemente, en el extranjero. Es informativa, tal vez propagandística». «Es un documento y tiene gran valor… Yo he conocido algunas cosas de las gentes que aparecen en la película que ahora no se saben». «Está hecha el año que se quitó la cartilla de racionamiento (1952)». «Es la primera vez que alguien piensa en cómo aplicar el artificio del cine para hacer una película de flamenco, donde este no sea un adorno, un recurso. Y el riesgo que asume Neville, con sus errores, su inventiva le vino muy bien a Saura para su peli «.  «A mí me ha gustado, pero me ha faltado cante» (uno de los pocos momentos en que se produce un acuerdo total en el Club). «No me ha gustado lo de los boleros, la danza española, ¿qué pinta eso ahí?». «La escuela bolera, la danza clásica española está en la base del baile flamenco. Hay pasos, gestos, movimientos que se reconocen… qué bailaor de hoy en día no tiene de esas escuelas».-«El señor último que hemos visto bailar… Todavía no he visto a ninguna persona bailar como Antonio baila ahí. ¡En mi vida! Y he visto bailaores. Ese tío lo borda. Es soberbio. Así que, ¡no fastidiéis! Esta película me ha gustado más que la de Saura».
-«Pues el martinete de Manuel Moneo en la de Saura vale más que toda la película de Neville».
-«¿Y esa gitana vieja bailando en la de Neville?».
-«Ah, esa sí».
«Esa gitana de 16 años cantando por bulerías con su marido y el niño, ¿quién será?». «El chico es Farruco«.
-«Farruco baila mejor que Antonio».
-«Déjame que te diga, que Antonio puede hacer lo que hace Farruco, pero Farruco no puede hacer lo que hace Antonio ahí». Farruco «No tiene argumento, el enfoque está mal y con errores».
-«Lo que vemos es la realidad, que ya no existe; lo primero, porque ya no hay burros ni carretas».
-«¿Lo del entierro es real? Es ridículo esa escena, la gente cantando, con todos esos niños corriendo…».
-«Tú porque eres joven y no sabes, pero en los entierros se cantaba, y si era rico se pagaba a profesionales para que lo hicieran».
-«¿Y la historia del chaval con la cometa? Es floja esa historia ¿no?».
«A mi me ha desconcertado. No creo que esos lugares que aparecen sean los del flamenco. Faltan los lugares más recogidos, domésticos, donde se muestra una cara más profunda del flamenco». «El cine no puede entrar en el cuarto de los cabales». «¿Cómo que no!». «Los escenarios son falsos yo no he visto nunca bailar en un barco». «¿Y ese taconeo sobre las mesas? ¡Si canta con los pies! No me…».

Fue una media hora intensa. Un baile de opiniones y comentarios, vertiginoso, en muchos momentos, exaltado, serio y alegre. Un gozoso alboroto, dentro y fuera. «Yo me voy contento, he empezado el año divino con esta película». «Es una mala película». «¿Viste a Chano Lobato haciendo palmas a Aurelio Sellés?». Así somos. Nos vemos dentro de 15 días. En las minas. O en el recital de José de la Tomasa (se avisará).

(No quisiéramos irnos sin citar un libro, que para eso el Club Flamenco se reúne en una biblioteca, y pública. Es la reedición por parte de Editorial Rey Lear, en 2006, de seis artículos que publicara Edgar Neville en distintos medios -prensa, revistas-, publicado originalmente por la librería anticuaria El Guadalhorce, de Málaga, en una edición limitada de 200 ejemplares por Ángel Caffarena, en 1963. Como nota curiosa, el autor de la portada de esta reedición -esta que tenéis aquí arriba- es el dibujante de cómics, Miguel Ángel Martín, lo más alejado del flamenco que uno se pueda encontrar como tecno industrial y otro material musical extremo. Otro flamenco que no sabe que lo es).

Fuente:http://tiempoflamenco.blogspot.com.es/

Tertulia flamenca: Cantes de villanos

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es decir, que estamos en estas fechas navideñas, la Tertulia Flamenca de la Biblioteca Pública propuso para su última reunión del año, los villancicos flamencos.

Parecía un tema menor, no muy motivador. Y es que esta ciudad no es Jerez, ni su región es Andalucía, donde se viven los villancicos de la manera que nos mostró la primera proyección, y que podéis ver en la anterior entrada, donde de paso se cuenta, se pone en situación sobre la Navidad flamenca, sobre su historia, el sentido de una celebración colectiva, participativa de todo tipo de gentes.
Aquí, en esta tierra, hay como una cierta resistencia hacia este género folklórico de los villancicos, cuando no directamente un rechazo por parte de algun@s, por el uso y abuso, la apropiación que de ellos se ha hecho a lo largo de la historia -de la iglesia a los supermercados, por resumir-; también que somos algo más ‘secos’ a la hora de exteriorizar nuestras pasiones y sentimientos. Compárese nuestra Semana Santa con la andaluza.
Pero pronto íbamos a ver que el tema a tratar nos iba conducía hacia terrenos… mayores; incluso, a montarnos nuestro pequeño Jerez navideño motivados, tanto da, por los villancicos flamencos o simplemente el flamenco (como siempre, después de la Tertulia).
“Los villancicos flamencos tienen sello de cante grande, es una creación fantástica que han hecho l@s cantaor@s”, se dijo sobre estas coplas antiguas, cosas de villanos, como se llamaba a los habitantes de las villas, las ciudades y aldeas medievales; término -villancico es un diminutivo de villano-, por aquel entonces, sin el significado despectivo, peyorativo que posteriormente ha adquirido.
Al integrarle en su mundo, el flamenco salvó el villancico del museo arqueológico o folklórico, le dio una nueva vida, recogió sus letras e incorporó otras. “Tratan los temas religiosos con una familiaridad que da la sensación que esa Virgen estuviera ahí al lado; adquieren un talante de naturalidad, cordialidad; tutea al santoral y la Santísima Trinidad, con gracia –’la virgen era gitana / y San José era gachó‘-, y se aprovecha para la juerga”.
A través de esta «cohabitación» se nos muestra la manera de obrar, de ser del flamenco, recipiente en ebullición donde caben múltiples ingredientes, músicas de diversas partes y épocas, que tras un proceso de refinación, de destilación viene a originar música tan particular, singular, única. “Si el flamenco estuviera en nuestra Constitución, cabíamos todos”.
“Estos villancicos me parecen de lo menos gitano dentro del flamenco, y creo que ellos son conscientes. Lo que pasa es que son muy musicales y lo hacen muy bien”, se aventuró en la Tertulia, dando pie a entrar en el constante, histórico debate entre cante gitano y cante flamenco.Mirada_Gitana_Zambomba
Terrenos mayores. Pero la Tertulia Flamenca propicia algo más que el comentario erudito, la intuición sabia; afloran recuerdos personales suscitados por una conversación, un cante o la visión, en este caso, de cómo celebra la Navidad la familia de El Sordera (del programa Rito y Geografía del Cante): “La primera vez que yo bailé fue, siendo un niño, en una matanza, en la mesa donde se iba a destrozar el cerdo. Y se hacía juerga después”. Y el aire de fiesta que desprenden y envuelve a los villancicos flamencos o el flamenco -tanto da, pues como en la magia, lo de arriba es igual a lo de abajo- se iba contagiando por el salón de actos de la Biblioteca.Zambombas_patios_de_jerez
Y Jerez y sus Zambombás eran mentados y alguno, con más intensidad que otr@s, podía ‘ver’ el Barrio de San Miguel, la Plazuela, la Cruz Vieja, la Plaza de Plateros, tal y como están ya desde hace días, semanas: a rebosar de gentes. Cantando, día y noche, villancicos, por bulerías o tangos (y en Málaga por verdiales, en Huelva por fandangos… cada zona de Andalucía por su estilo Y no olvidamos a Arcos de la Frontera, el otro gran centro de esta fiesta, este cante navideño).

Y nos acordamos de otros villancicos como Los Campanilleros, los de Manuel Torre y La Niña de la Puebla, tras oír la versión de Agujetas; sin olvidar que también aquí, “en los barrios de esta ciudad, Las Delicias, La Pilarica, La Victoria… se daban. Pero ha desaparecido. Por las circunstancias de los tiempos –los discos, la tv…-, y no creo que el villancico se sienta como se sentía antes. A lo mejor, afortunadamente, pero también se ha destruído ese espíritu de hermandad que surgía en estas fechas. Y además generaba un poder dentro del proletariado”. Cosas y cantes de villanos.

Tertulia flamenca: Flamenco en Navidad

El flamenco es tan generoso, tan auténtico, está tan “impregnado en la cultura del pueblo llano”, sabe tanto de cohabitar culturas, religiones, pensamientos, filosofías… en paz y armonía  que tiene cosas como estas:
Hay dos etapas en el calendario flamenco que se celebran de manera especial, ambas tienes connotaciones religiosas, la Navidad y la Semana Santa; en las dos, se practica de manera distinta. Una de alegría; la otra, de solemnidad y respeto, y en ambas participan con la misma fuerza tanto creyentes como los que no lo son.
Esta peculiar tradición de la Navidad flamenca se remonta al siglo XVIII, surge en los patios de vecinos de los barrios más humildes de Jerez,  de Santiago y San Miguel. En las viviendas jerezanas de entonces había poca intimidad y mucho contacto. En una misma casa vivían cinco o seis familias; algunas veces, sin ningún vínculo familiar, compartían el inodoro, la pila de lavar, la cocina con un gran fogón y la cena de Navidad la compartían en el lugar más espacioso del inmueble: el corral (para que aprendan del salvajismo tabernario de Eugenio Noel).
En este ambiente  familiar, festivo, de esta celebración tan religiosa como pagana se forma un caldo de cultivo perfecto para que se desencadene la faz más extrovertida del flamenco y, también,  más controvertida. El flamenco se ha encargado de pasar por su tamiz decenas de villancicos procedentes de la tradición popular castellana, no solo andaluza.
Al  son de la tinaja y la típica “botella de Anís”, entonaban los villancicos religiosos o profanos, a veces hasta anticlericales o picantes.
De estas citas de entonces queda la esencia. Ahora, las celebraciones son más colectivas, se organizan en asociaciones familiares, peñas, hermandades, en bares, en las plazas de las calles…
Con el paso de los años esta fiestas también se han profesionalizado y exportado, se afirma que Parrilla de Jerez fue el primero que la llevó fuera como espectáculo y, luego, los demás han seguido sus pasos teniendo especial signifcancia la denominada ‘Zambomba’ Jerezana.
La discografía flamenca guarda celosamente testimonio de estos villancicos jondos desde sus inicios. Existen grabaciones de pizarra, registradas entre los años treinta y cincuenta y vinilos posteriores de cantaores como El Niño Gloria -de quien se dice que debe su apodo, precisamente, a un villancico que cantaba-, Bernardo de los Lobitos, Manolo Caracol, Gracia de Triana, La Paquera de Jerez, Niña de la Puebla, Canalejas de Puerto Real, Lola Flores, Niño Marchena, Enrique Montoya, Niña de los Peines, Manuel Vallejo, Rafael Romero, Morente, Camarón,  José Menese… Se puede afirma que todos y todas los cantaores y cantaoras han cantado y grabado villancicos.
(Vídeo perteneciente a la película Flamenco, de Carlos Saura, con La Macanita al cante, el coro de Tío José de Paula y las guitarras de Juan Parrilla y Niño Jero).
Pedro Sanz.
Fuente: http://tiempoflamenco.blogspot.com.es