Club de música: Romanticismo. El piano y sus antepasados.

El piano es sin duda alguna el instrumento estrella del Romanticismo, puesto que durante esta época gran parte de las composiciones, ya fueran dirigidas a un escenario o a una pequeña sala, contaron con el piano y le otorgaron en muchas ocasiones un papel protagonista. La explicación más razonable para que esto sucediera es que el timbre del piano y sus posibilidades técnicas coincidían perfectamente con los ideales estéticos del movimiento romántico. Pero tanto el timbre, como la técnica pianística no fueron sino consecuencia de los avances que se produjeron en la construcción del instrumento durante las primeras décadas del siglo XIX. De hecho, no podemos hablar de piano antes de 1820. Para entender esto, lo mejor es retroceder en el tiempo y conocer los antepasados del piano.

Clavicordio

El clavicordio es un pequeño instrumento de cuerda percutida que surgió a finales de la Edad Media. Básicamente consiste en una caja rectangular con un teclado, unas cuerdas, un puente y una tabla de resonancia. Su funcionamiento es muy sencillo. Al accionar una tecla, la pieza de metal (tangente) que está al final de la misma golpea o percute la cuerda, produciéndose así el sonido. Este instrumento podía hacer variaciones de volumen, con lo que resultaba muy expresivo, sin embargo, su sonido era tan pequeño que sólo podía emplearse en el ámbito doméstico, para estudiar o componer. Con este fin lo usaron muchos compositores barrocos y clásicos, como J.S. Bach y W.A. Mozart.

Clave (clavecín o clavicémbalo)

El clave es un instrumento de cuerda pulsada que surgió en el siglo XV y que se convirtió en uno de los protagonistas del Barroco musical. Como el clavicordio, tiene una caja (de un tamaño mucho mayor), un teclado (que a veces puede ser doble), las cuerdas (que ahora están tendidas en la dirección de las teclas) y una tabla de resonancia que ocupa toda la caja. A diferencia de lo que ocurría en el clavicordio, en el clave las cuerdas no son golpeadas, sino pulsadas o pinzadas (de la misma manera que ocurre en una guitarra o en un arpa) gracias a un plectro que lleva adosado el mecanismo de la tecla. El clave tenía un gran sonido, ideal para los conciertos públicos, sin embargo, su funcionamiento impedía la variación de volumen, es decir, una nota podía sonar o no sonar, pero no se podía hacer suave o fuerte, lo cual suponía una limitación expresiva importante.

Fortepiano

Hacia 1700 Bartolomeo Cristofori decidió combinar las ventajas de los dos instrumentos de tecla ya existentes: la expresividad del clavicordio con la potencia sonora del clave. Lo que hizo fue idear un mecanismo para el clave que percutiera la tecla en lugar de pinzarla. De esta manera, al variar la fuerza con la que se accionaba la tecla, se modificaba también el volumen sonoro. Así, era posible conseguir un sonido fuerte (o forte en italiano) y un sonido suave (o piano). De ahí el nombre que se dio al instrumento: fortepiano o pianoforte. Junto al mecanismo de la tecla, el fortepiano fue introduciendo algunas novedades, como los pedales (que se accionaban con la rodilla). Este instrumento llegó a su apogeo durante el Clasicismo musical y es con el que W.A.Mozart o L.v.Beethoven adquirieron fama como intérpretes.

Piano

Durante la primera mitad del sigo XIX los constructores de fortepianos fueron introduciendo mejoras en el instrumento. La más importante fue la incorporación (gracias a la Revolución Industrial) de un armazón de hierro fundido, capaz de soportar una tensión enorme de las cuerdas. Este cambio trajo consigo muchos otros. Gracias al armazón era posible tener más cuerdas (con lo que se amplió la tesitura del instrumento) y esas cuerdas podían estar más tensas  (con lo que se consiguió un volumen mucho mayor). El otro cambio definitivo fue la mejora del mecanismo de la tecla gracias a la doble repetición (que permitía hacer notas repetidas a mayor velocidad). También cambiaron los pedales, que pasaron a ser tres y se accionaban con los pies. La consecuencia de todo esto fue que el timbre de este “pianoforte” mejorado ya no era el mismo. Así nace el piano (apócope de pianoforte), la estrella del Romanticismo musical.

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